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La Sagrada Familia como núcleo en el paisaje de Taninga

Un recorrido por parajes anónimos y ocultos del noroeste provincial toma como núcleo a la vieja capilla Sagrada Familia. Antiguas minas, abandonados hornos de cal y la memoria oral de lugareños enriquecen una original travesía.

Cerca de Taninga, con un fondo de volcanes azules y en ese punto intermedio de la montaña que desciende y el llano que se abre por adelante, entre palmeras que les otorgan un aire exótico a los muy criollos pastizales y romerillos, se encuentran varios parajes interesantes escondidos, como es el caso de la capilla Sagrada Familia.

Acompañan a la construcción las ruinas de la estancia de don Eustacio Bazán, símbolo de mejores tiempos pasados ya que fue quien con la ayuda de José Gabriel Brochero, el cura Gaucho, logró la edificación de la capilla mencionada. Brochero aprovechó con su sabiduría gaucha, hasta el día de la bendición de la piedra fundamental, para dar como penitencia a todos los que se confesaban que juntaran piedras para construir los cimientos.

Río Jaime y más allá

El cercano río Jaime ofrece hermosos lugares para disfrutar del agua y algunos senderos que llevan a canteras perdidas, que aportan al recorrido, un toque de aventura y misterio. Más distantes, están las antiguas y abandonadas minas de Cuchiyaco, llenas de leyendas y antiguos relatos. El pueblo Tala Cañada, curiosamente dividido en dos mitades a lo largo de la ruta 28, ofrece tres arroyos para hacer un alto en el camino: el Tala Cañada, Las Chacras, y Albarracín.

Río Jaime, en un entorno natural donde surgen senderos que conducen a canteras abandonadas.
Río Jaime, en un entorno natural donde surgen senderos que conducen a canteras abandonadas.

Sierra adentro, está el paraje el Saité, en las nacientes del arroyo Noguinet, adonde se arriba por una huella que bordea uno de sus diminutos afluentes. No es fácil llegar a esos espacios pero los lugareños son los mejores baqueanos. Sobre todo, cuando de Cuchiyaco se trata donde es imprescindible ir con un guía al tratarse de una zona de minas con “chimeneas” escondidas, es decir profundos huecos en el suelo, a través de los cuales llegaban luz y aire a los mineros y también se usaban para extraer el material de los túneles.

Todo queda a pocos kilómetros alrededor de Sagrada Familia.

El paraje Las Rosas, con abandonados hornos de cal desde 1991, también está en el sector. El lugar debió cerrar cuando los costos de la explotación eran mayores que los de la cal que llegaba de otra provincia. En ellos trabajaban unas 70 familias que fueron indemnizadas y todo quedó en el abandono.

Santa Rosa. Hornos de cal en desuso.
Santa Rosa. Hornos de cal en desuso.

Las Rosas está a la vera del río Jaime, y en esas coordenadas está la vivienda de don Benito Cáceres, donde tres hornos son silentes testigos de épocas en que trabajaban a pleno.

Don Benito, quien comenzó a trabajar a los 14 años, recuerda con nostalgia un universo formado por el fuerte color rojo de la cal en el horno calentado a 1.000 grados, el duro trabajo de desbrasar (quitar las brasas del horno) y las grandes palas con que se extraía el material que luego se cargaba en los camiones. Todo el trabajo era realizado a mano.

El río Jaime, de hermoso paisaje y aguas cristalinas, llega tras recolectar el agua de los arroyos desde la Pampa de Achala y Los Gigantes, y se dirige a Taninga y Salsacate.

Ruinas de la estancia Bazán, al lado de la capilla Sagrada Familia.
Ruinas de la estancia Bazán, al lado de la capilla Sagrada Familia.

El río ofrece hermosos lugares donde bañarse, y para los que gustan de caminar un poco más, sólo tienen que seguir el curso de agua unos 40 minutos hasta una pequeña cascada llamada “Chorro de la Juaca”, que recuerda a Joaquina, una lugareña que tenía ahí su rancho, hoy abandonado. Una hoya en las inmediaciones es ideal para disfrutar en el verano, porque al decir de don Benito, “no tiene llamador”, o sea, remolinos.

Más distante está la pequeña comuna de Los Talares, cuya especialidad son los quesos de cabra y que en la segunda quincena de enero desde hace ocho años realiza el Festival de la Leche Caprina.

Con partida en Sagrada Familia se puede llegar a los cerros Azules, en plena zona de volcanes, para descubrir nuevas condoreras, lugar de descanso de los cóndores.

Para recuperar energías con comidas caseras a la sombra de talas y algarrobos la granja Espacio Jatán se encuentra a escasos 500 metros de la vieja capilla y abre sus puertas a quienes gusten almorzar, sin apuro, bajo los árboles y cerrar el encuentro con tés de hierbas cosechadas en el sitio.

Hay aventureros que suelen acampar en la granja, porque de ese modo disponen de más tiempo para explorar los alrededores. También hay grupos que encuentran allí un buen lugar para realizar encuentros de danza con fusión afro y reuniones de Luna llena al son de los tambores.

Hierbas aromáticas, sometidas al proceso de secado.
Hierbas aromáticas, sometidas al proceso de secado.

Del mismo modo, acuden visitantes apasionados por el birdwatching (observación de aves) para admirar a naranjeros, jilgueros, chingolos, zorzales, pirinchos, halconcitos, lechuzas, monjitas, tímidas palomitas de la Virgen, elegantes tijeretas, carpinteros de copete amarillo y de copete rojo.

Lo que hay que saber

Sagrada Familia. Distancia a ciudad de Córdoba por ruta provincial 28: 128 kilómetros.

A Cuchiyaco ocho kilómetros. A Tala Cañada siete kilómetros. Santa Rosa y río Jaime, dos kilómetros. Taninga ocho, Salsacate, 11 y Mina Clavero, 60 kilómetros.

Para almorzar en Granja Espacio Jatán (es necesario reservar) llamar a los teléfonos (03542) 156-20492 y (03544) 155-64284.

E-mail: telmaludu@gmail.com

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