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La naturaleza se siente más viva en El Durazno

Este paraje de agua cristalina guarda panorámicas de Córdoba poco conocidas que justifican más de una tarde. El tesoro antiestrés está cerca; sólo hay que poner fecha de visita.

Pegado a las montañas, se asoma un espejo al cielo. Es el río El Durazno, que está en el podio de los más puros y cristalinos de Córdoba. Este curso de agua fresca, que nace en la ladera este del cerro Champaquí, es el mejor reflejo de un atardecer, una noche estrellada o un mediodía con el sol bien alto.

Hay que aprender a estar en silencio y desconectados de todo. En este paraje del Valle de Calamuchita, la naturaleza habla en estéreo: los pájaros parecen cantar más cerca y hacen eco en las paredes de piedra, se siente con fuerza el galope de un caballo y hasta las maderas del puente colgante crujen más fuerte cuando los pasos apurados de la ciudad quieren llegar rápido al otro lado.

GALERÍA. El Durazno, un oasis serrano

La pintoresca estructura que une las dos orillas del río advierte que no pueden transitar por ella más de cinco personas a la vez. La postal es una de las encargadas de dar la bienvenida al lugar, a metros del vado de cemento y junto a un cartel que repite un mensaje olvidado:

"Cuando cuidamos nuestro entorno, el planeta sonríe".

Desde la ruta provincial 5 que une Villa Yacanto con este rincón serrano, se abre un gran laberinto natural con callecitas de tierra, subidas y bajadas. Son siete kilómetros de montaña prácticamente libres de presencia humana hasta que aparecen las primeras casas. Las vistas panorámicas, con pinares y árboles autóctonos, parecen sacadas de otro mapa, y en cada tramo del camino dan ganas de bajar del auto.

Siguiendo el curso del río 

A El Durazno le llegó la energía eléctrica hace apenas cuatro años. El agua es de vertiente, por lo que todos son muy conscientes de su cuidado. Un detalle para preservar la paz del lugar: no está permitido circular a más de 30 km/h. Considerado una reserva ecológica, para disfrutarlo hay que cortar con la vorágine de la ciudad y bajar varios cambios.

En medio de la Sierra de los Comechingones, este paraje antiestrés se abre paso a 138 kilómetros de la ciudad de Córdoba y a 36 de Santa Rosa de Calamuchita. Con menos de 100 pobladores estables, se pueden encontrar allí algunos restaurantes, una heladería con sabores artesanales, una proveeduría y una pintoresca casa de té.

La propuesta es desconectarse y sentir más viva la naturaleza. Entre subidas y bajadas, ollitas profundas, saltos, cascadas, tramos de agua mansa y hermosas playas de arena, el mejor plan es subirse a una bici, caminar o buscar un caballo. Y, si hay un poco más de tiempo, escaparse hasta el cerro Champaquí (con sus 2.790 msnm) para experimentar por unos segundos cómo se respira en el “techo de Córdoba”.

Relax con estilo colonial y sustentable

No importa si hay sol o si está nublado; si es verano, invierno o un momento de transición: este pulmón verde es el escape perfecto para desactivar el chip y hacer una pausa sin horarios. Llegar acá y hospedarse en el hotel boutique Patios Del Durazno es una de las recomendaciones del proyecto Ruta de las Sierras.

Desde hace cinco años y con exquisito buen gusto, recuperaron una casona antigua de adobe, que pertenecía a la orden jesuita y que convirtieron en un viaje a nuestras raíces. Sus actuales dueños investigaron los orígenes: creen que funcionaba como un puesto de montaña donde dormían y cuidaban al ganado. Con más de 200 años de historia entre sus muros, le dieron al hotel un estilo colonial rústico. La parte nueva es una armoniosa mezcla de arquitectura californiana, tejana y mexicana.

Con la calidez de una hermosa casa de campo, tiene todo para estirar ese tiempo en el que uno pone la mente en blanco: pileta, bajada al río propia, sala de juegos, quincho, comedor, sala de lectura, galerías con amplios sillones y ventanas virtuales. ¡Hasta hay una capilla y una pulpería!

Se trata de una construcción sustentable que se transformó con materiales de la zona. No hay puertas ni ventanas iguales y todo, absolutamente todo, conspira para el relax. Cuentan que gente que nunca durmió la siesta, de pronto logró relajarse y conseguir un reparador descanso.

¿Por cuánto? La Promo Patios del Durazno propone una habitación estándar, en base doble, con media pensión (desayuno y cena con sabores caseros) en temporada alta por $ 3.800; y en temporada baja por $ 3.140.

Lo de Quito, un clásico serrano 

Al tomar la autopista Córdoba-Carlos Paz, se anuncia una salida por la derecha hacia Falda del Carmen. Tomando esa ruta, la primera rotonda a la derecha lleva hacia un oasis gastronómico, la clásica despensa Quito. Vale la pena esperar lo que sea necesario para disfrutar y ver cómo preparan a la vista los mejores sándwiches caseros de las sierras. Con más de 100 años de historia, auténtico pan francés (bien fresco), abundante fiambre y manteca son una alternativa exprés que el paladar agradecerá para disfrutar en el camino hacia El Durazno. Las opciones de jamón crudo o bondiola cuestan $ 110. Si bien el trayecto es más largo por esta ruta, las vistas panorámicas de Bosque Alegre, San Clemente y Potrero de Garay merecen extender el recorrido.

Recomendaciones de viajeros

“Un lugar único. Tranquilidad, paz y paisajes inigualables. Recomendamos Camping de doña Layda. ¡Excelente atención! Tienen habitaciones si no contás con carpa o para el invierno”, cuenta la lectora Griselda Alejandra Orellano.

Otra viajera que lo recomienda es Noelia Granero: “Fui en el verano y me pareció un lugar soñado. Naturaleza pura, aire fresco y el agua clarita. No hay señal de internet y me pareció fantástico. El camping ‘Posada El Durazno’ es un espectáculo. ¡No hay nada más lindo que nuestras sierras!”.