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La Matilde: el corazón sustentable de San Javier

Una posada biodinámica es la excusa perfecta para instalarse en Traslasierra y disfrutar de un entorno único en la provincia.

Una vez superado el siempre impactante camino de las Altas Cumbres, desde Córdoba se puede llegar a San Javier, un pequeño pueblo del Valle de Traslasierra que encierra en sus alrededores encantos naturales pero también hotelería de alto nivel. Tal es el caso de la posada rural La Matilde, ubicada sobre el kilómetro 4 de la ruta provincial 14, poco antes de llegar al pueblo.

Con un parque de 60 hectáreas convertidas en una comarca biodinámica, la tierra provee todo lo necesario para que luego excelentes cocineros puedan ofrecer a sus huéspedes las comidas de su agro cocina, cuyos sabores exclusivos hacen las delicias de los viajeros. Solo diez suites para tres personas cada una, con vistas a las montañas, construidas con adobe y madera –y con un sistema de aislación térmica y calefacción de agua por energía solar–, componen su capacidad hotelera. En el resto de las dependencias se destacan el gran salón de recepción, coronado por un enorme hogar a leña, y el coqueto comedor restaurante DeAdobe, los cuales conforman un ambiente acogedor, ideal para el encuentro y un mate compartido.

DATOS. Información útil para visitar San Javier.

Biodinámica

Una particularidad, a veces no comprendida por algunos huéspedes, es la falta total de televisores y frigo bar en las habitaciones y demás espacios comunes. Lo que se pretende es una total tranquilidad y el disfrute de la naturaleza que rodea el predio. La biodinámica aplicada en este caso tiene que ver con todo lo hecho por el hombre y así se construyó La Matilde hace un par de años. Las paredes de adobe de 60 centímetros de espesor, las aberturas hechas con durmientes del ferrocarril o los muebles trabajados a mano (al igual que la herrería) son una consecuencia directa de este concepto ligado a la agricultura autosustentable.

Para los abonos se utilizan preparados que incluyen cuernos de vaca y huesos de animales. Además, se eliminó la presencia de químicos en la pintura y la propiedad cuenta con un sistema de reciclaje de aguas dulces con filtros de piedra y vegetales: las aguas de lluvia que caen de los techos pasan por caños subterráneos que desembocan en las cuatro lagunas que sirven para el riego de los productos sembrados para la alimentación. Y como si todo esto fuera poco, con la ayuda de un calendario que integra al campo, al hombre y a los astros a través de las constelaciones, se obtienen datos precisos sobre los momentos adecuados para sembrar, regar y podar.