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La casa sigue girando

Casa giratoria. Ejemplo de la perseverancia y creatividad de un inmigrante sirio afincado en Córdoba.
Casa giratoria. Ejemplo de la perseverancia y creatividad de un inmigrante sirio afincado en Córdoba.

El legado de Abdón Sahade sigue haciendo historia mientras miles de cordobeses continúan sin conocerlo. 

El legado de Abdón Sahade sigue haciendo historia mientras miles de cordobeses continúan sin conocerlo. Es la casa giratoria que estuvo emplazada en Nueva Córdoba, primera de su tipo en el mundo y la única en ser trasladada en la Argentina.

Hoy instalada en el predio del Museo de la Industria recuerda a Abdón Sahade, inmigrante sirio que no tuvo estudios superiores, que ni siquiera pudo terminar el 4° grado del primario, pero sin embargo fue un creador sin igual, un ingeniero de alma que dibujaba, inventaba y se “daba maña” para dar solución a sus problemas domésticos. Su profesión fue el comercio y estas tierras le dieron la oportunidad de crecer.

Hacia finales de 1940, tuvo la idea de crear una casa giratoria que pudiera aprovechar la luz del sol desde el alba hasta el atardecer. Parecía imposible pero sorteó numerosos obstáculos. Al tratarse de una casa funcional, hubo que adaptar al movimiento de la casa y de manera segura con, los ingresos de agua, luz, gas, teléfono y otros servicios.

La Casa Giratoria se inauguró el 10 de julio de 1951 con la presencia del arzobispo de Córdoba, el intendente municipal, funcionarios del gobierno de la provincia, el cónsul de Siria, autoridades del Centro de Propietarios y gran cantidad de vecinos.

Sahade murió tres años después de concretar la vivienda.

10 años del traslado

Abdón Sahade dejó a los cordobeses un patrimonio inigualable. En abril de 2004, la casa fue recuperada gracias a un grupo de entusiastas que, como don Abdón, pensaron que una obra imposible debe salvarse con un proyecto imposible.

Ya los terrenos que ocupaba en Nueva Córdoba estaban destinados a un emprendimiento inmobiliario y la Municipalidad la daba por demolida.

El traslado significó un desafío que vivieron miles de cordobeses. En un carretón enorme de 128 ruedas con amortiguación hidráulica, tirado por un camión, se hizo la tarea. Un operario conducía el vehículo y recibía aplausos en el camino.

El recorrido fue lento y acompañado por operarios municipales y de Epec, que iban moviendo semáforos y cables a medida que avanzaba el camión. En el último tramo los encontró la noche. Uno de los “ideólogos” de aquel traslado fue el doctor Luis Felipe Ferraro, abogado cordobés fallecido en 2005.

Aquel 18 de abril será recordado al igual que la mañana del 19, cuando la casa entró triunfal al hogar que hoy la cobija, el Museo de la Industria, luego de atravesar las 26 cuadras desde su emplazamiento original.

Hoy la casa está allí, flamante y a la espera de los visitantes. Sus historias, los secretos de su funcionamiento y leyendas pueden conocerse cada fin de semana del verano a partir de las 15, en una visita guiada.