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Intiyaco, al lado del camino

A través de un río de aguas transparentes, caminos de tierra y bosques de pino, esta localidad del Valle de Calamuchita invita a conectarse con la naturaleza.

Intiyaco es un verdadero tesoro que sólo descubren aquellas personas que están dispuestas a encontrarlo. Es que, en la ruta que une Villa General Belgrano con La Cumbrecita, este hermoso pueblito se encuentra casi oculto y la mayoría de los automovilistas lo pasan por alto.

En quechua, Intiyaco significa “aguas del sol”, nombre que se debe a la transparencia y calidez del río Los Reartes, que en este sector corre a través de enormes cajones de piedra. Allí, los mejores sitios para bañarse son el Mimbre Viejo, la curva del río y el balneario natural ubicado debajo del puente –en este último se pueden realizar clavados desde una altura de 15 metros–.

DATOS. Información útil para una escapada a Intiyaco.

Por otro lado, donde el río se encajona entre saltos es posible realizar buceo, ya que allí se forma un espacio óptimo para practicar esta actividad subacuática.

Quienes prefieran ir a este rincón de las sierras a descansar, pueden elegir alguna de las numerosas playitas de arena que ofrece, perfectas para instalar la reposera y disfrutar un buen libro o unos ricos mates. La paz y la tranquilidad están aseguradas.

Así, las opciones giran alrededor del río Los Reartes, que es el verdadero protagonista de esta localidad.

Sin embargo, más allá del agua, el paisaje de Intiyaco cambia con cada estación y esa característica lo transforma en un buen lugar para visitar durante todo el año. Lo ideal es salir a recorrer cada rincón por los bonitos caminos de tierra que presenta. El viajero nunca va a estar solo: como en Intiyaco está prohibida la caza, es probable que se cruce con varios pájaros, además de liebres y zorros.

Además, entre los miles de pinos que hay en la zona es posible encontrar los típicos hongos colorados con pintitas blancas. Pero ojo, recomiendan no recolectarlos porque son muy venenosos.

Donde la fantasía se vuelve realidad

En Intiyaco hay lugares que parecen sacados de un cuento o de alguna película de ficción. Es el caso de Sueños del Bosque, un complejo de cabañas y vagones que un grupo de soñadores construyó en este rincón de las sierras tras pasar allí innumerables veranos. En total hay tres cabañas de troncos que llevan, no por casualidad, nombres de clásicos infantiles: Blancanieves, Bella Durmiente y La Cenicienta. Y un vagón postal inglés (El Vagón de Pinocho), totalmente restaurado y amueblado, en el que pueden dormir hasta tres personas. Todas las opciones están equipadas, tienen cocheras techadas, parrillas individuales y bajada al río.

Jorge Cuba, dueño de Sueños del Bosque, es quien trasladó desde diferentes puntos del país los vagones de tren que hoy se lucen en Intiyaco y que hacen que los visitantes viajen imaginariamente a otra época.

Otro sitio mágico es La Anita, una iniciativa que permite adentrarse –con un poco de imaginación– en la película El señor de los anillos. Se trata de un lugar de ensueño que, como La Comarca (donde están las simpáticas viviendas de los “hobbits”), realmente existe. Tiene tres lofts de montaña construidos con adobe, piedra, madera y techo vivo (cubierto con vegetación).

La decoración es preciosa y cada loft cuenta con una salamandra, ideal para las noches de frío. Alrededor hay miles de pinos, y a escasos metros, un arroyito. A la mañana, al viajero lo despertarán los gallos y lo visitarán gallinas y pollitos. La atención es excelente y ofrecen servicio de media pensión (desayuno y cena).

Con espacios como estos y un marco inigualable, Intiyaco es el lugar indicado para conectarse con la naturaleza y con uno mismo.