Información útil para una escapada a San Marcos Sierras

CÓMO LLEGAR: San Marcos Sierras se encuentra en el Valle de Punilla, a 128 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Por ruta nacional 38 hay que llegar hasta Capilla del Monte y desde ahí existen dos opciones: tomar el camino de tierra o seguir por ruta, en dirección a Cruz del Eje.

Dos empresas de transporte van desde Córdoba hasta San Marcos: Sarmiento y Ersa.

PARAÍSO CERCANO. San Marcos Sierra, un mundo aparte.

PASEOS: el cerro de la Cruz es un símbolo de San Marcos. Tras una caminata de baja dificultad se llega hasta la cima, que es el mejor sitio para disfrutar un atardecer.

Otra opción es el cerro Alfa: desde la cumbre se observa el zigzagueo del río Quilpo; los cerros Uritorco, El Pajarillo y Las Gemelas; el dique El Cajón y parte del Valle de Punilla. Puede hacerse a pie, a caballo o en vehículo. Este lugar es considerado un centro energético y de meditación.

ALOJAMIENTO: Posada Kailash tiene habitaciones dobles y triples con baño privado, calefacción y aire acondicionado. Todas con vista al cerro y al hermoso parque con vegetación autóctona. Posee una gran pileta, asador, cocheras y un espacio de uso común. Desde $ 1.500 la habitación doble con desayuno. La triple, $ 1.800.

GASTRONOMÍA: Keparece es un lugar muy pintoresco para comer, frente a la plaza, que prepara las limonadas más ricas del mundo: hay con frutillas, con jengibre y menta o clásica. Pastas y platos vegetarianos desde $ 190.

Paz y amor

San Marcos es la única localidad del mundo que tiene un Museo Hippie. Funciona en una pequeña construcción con forma de hongo y tiene bibliografía, instrumentos musicales y miles de objetos llamativos colgados en las paredes, como el primer disco de Los Beatles. Su creador es Daniel “Peluca” Domínguez. En el fondo del predio está construyendo un gran símbolo de paz con botellas de vidrio: cada visitante puede escribir un mensaje y colocarlo dentro de una botella. Abre de 10 a 13 y de 17 a 20. Entrada: $ 150.

Filosofía de vida

Para vivir en armonía con los demás (y con uno mismo), en San Marcos recomiendan: “Saludar a todas las personas, sonreír sin razón, caminar despacio y –aunque sea en algún momento del día– descalzo, disfrutar el silencio, mirar el cielo de noche, respirar profundamente, distinguir el aroma de los árboles, las frutas y las flores y librarse de todo pensamiento en el vuelo de algún ave”.