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Hostels cordobeses: vivencias singulares y confort de hotel

Son elegidos por quienes quieren contactarse con personas de otras culturas y ahorrar en alojamiento. Cómo son y qué ofrecen.

Paredes de colores estridentes y dibujos psicodélicos, personas que intercambian anécdotas en distintos idiomas, espacios para mochilas viajeras y un ambiente distendido y relajado son escenarios que se repiten en los hostels cordobeses.

En la ciudad, este tipo de alojamiento recibe a personas de todas partes del mundo. Según datos relevados por el Observatorio Turístico de la ciudad de Córdoba, la mayoría de los turistas que se alojan aquí proviene del extranjero; prevalecen brasileros, franceses, chilenos y alemanes, entre otros. Entre los viajeros de origen nacional, predominan los de Buenos Aires, seguidos por aquellos que llegan de provincias del Litoral.

Por su parte, los hostels consultados sostienen que la afluencia turística nacional es cada vez mayor. ¿Cómo es el perfil de estos visitantes? En las encuestas se destacan viajeros que no superan los 35 años, que salen de vacaciones preferentemente solos o en grupos de dos personas y que deciden permanecer pocos días en la ciudad, para conocer otros destinos de la provincia. Se caracterizan por el uso intenso de redes sociales y de páginas web para asesorarse sobre los lugares a conocer y entre los planes principales de su estadía están pasear por la ciudad, ir a comer, visitar museos y sitios patrimoniales y realizar salidas nocturnas.

En Córdoba capital hay alrededor de una treintena de establecimientos que ofrecen diversas clases de habitaciones. Las más típicas son las compartidas, denominadas “dormis”, de cuatro a ocho camas. Esta es una de las diferencias con un clásico hotel, ya que se paga por cama y no por habitación. Sin embargo, para aquellos que deseen más intimidad, existe la posibilidad de pagar por habitaciones privadas.

También conocidos como hostales, la mayoría de estos albergues brinda un abanico de servicios que suelen incluirse en la tarifa abonada: desayuno, wifi, ropa de cama, lockers, aire acondicionado o ventilador y cámaras de seguridad. Además, todos los hostels cuentan con áreas comunes que congregan a los huéspedes en diversas actividades: cocina, terraza y patio con asadores y parrillas, sala de televisión y bar. Es aquí donde se intercambian experiencias de viaje y recomendaciones sobre puntos turísticos a recorrer y, seguramente, donde se arman amistades entre individuos de distintos lugares del mundo.

Una filosofía boutique

Los hostels se plantearon desde sus comienzos como una alternativa de alojamiento económico, pensada principalmente para backpackers –los famosos mochileros– y jóvenes deseosos de relacionarse con otras personas en sus travesías. Con el correr de los años, y para adaptarse a las exigencias de quienes prefieren sumar recorridos antes que hospedarse en hoteles de alta gama pero sin dejar de lado ciertas comodidades, estos establecimientos fueron mutando: se centraron en el confort de sus huéspedes y en marcar un estilo diferenciado y único.

Es el caso de 531 Hostel –ubicado en pleno centro de Córdoba–, que se posiciona entre los mejores rankeados en los motores de búsqueda de alojamiento on line. Matías Sigal, uno de los dueños, considera que esto fue posible gracias al trato personalizado y a la especial filosofía de servicio que tienen hacia el cliente, haciendo hincapié en la limpieza y el respeto por los horarios de descanso.

Lo mismo sucede con Onas Hostel, donde el objetivo es hacer sentir al huésped "como en su casa". Una de sus estrategias par

a competir en el mercado son los diversos amenities que ofrece. Bryan Lacuara, brand manager del complejo, explica que el lugar se caracterizó también por ser pionero en el segmento que se conoce como hostels de diseño, un concepto que viene pisando fuerte en Asia continental y en Europa.

En contrapartida, para Sebastián Rojas, propietario de Hostel Rupestre, fue definitorio emplazar su emprendimiento en una casona de más de 100 años de antigüedad, declarada patrimonio arquitectónico de la ciudad, y contar con pocas plazas para alojarse.

De clases de escalada a noches de asado

En esto de destacarse en el mercado hotelero, los hostels comenzaron, desde hace algún tiempo, a incorporar nuevas atracciones y eventos para llamar la atención de los viajeros, poniendo el foco en la experiencia.

En el caso de Babilonia Hostel, la mística cultural y foodie se encuentra a la orden del día. "Entre las actividades que organizamos, han tenido mucha popularidad los eventos relacionados con lo artístico y musical, como las clases de tango y folklore, o los ciclos de stand up, de cine y debate y de poesía. Como complemento, también se organizan jornadas de comida vegana para los aficionados a este hábito alimenticio", afirma Julián Lucero, dueño del establecimiento que cumplirá ocho años en el circuito cordobés de hostels.

Por su parte, Rupestre cuenta con dos propuestas interesantes: "El hostel tiene un carácter deportivo y sano al compartir el espacio con uno de los muros de escalada más importantes de Córdoba y de Argentina, en donde entrenan atletas de todos los niveles. Los turistas que se alojan tienen acceso gratuito a clases con profesor para hacer escalada y, a la vez, brindamos bicicletas para que sean utilizadas para conocer la ciudad, sin costo", cuenta Rojas.

En 531 Hostel, los planes de día completo para recorrer las Sierras, las clases de idiomas y las salidas a bailar en grupo son un clásico. “Además, detrás del concepto ‘BBQ night’, las infaltables noches de asado son uno de los puntos de encuentro más satisfactorios para los turistas”, cierra Sigal.

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Valores y más.

Precios. La mayoría trata de mantener los costos sin discriminar por temporadas o fines de semana largo. Los precios de los dormis compartidos van desde los 220 a los 500 pesos, dependiendo de la cantidad de camas y del hostel elegido. En cuanto a las habitaciones privadas, poseen un valor que arranca en los 600 pesos y que puede llegar a los 1.800.

Aunados. Actualmente, la Cámara de Hostels en Córdoba agrupa a estos espacios para concretar políticas comunes de trabajo y pautas de servicios. "Es un lugar de diálogo que busca entidad para alcanzar convenios con organismos privados y gubernamentales, y que nace para brindarnos facilidades en lo que nos pasa a todos. Antes que competencia, somos colegas", afirma Matías Sigal.

Emociones compartidas. Más allá del ahorro económico que implica para los viajeros alojarse en este tipo de albergues –que les permite seguir viajando o invertir en otras experiencias en el destino–, reconocen que es una gran oportunidad para descubrir otras culturas y costumbres e incluso para encontrar compañeros de ruta para continuar o empezar nuevas travesías.