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Estancias Jesuíticas: un camino con historia

La Manzana Jesuítica de Córdoba. Foto: Dirección de Turismo de Córdoba
La Manzana Jesuítica de Córdoba. Foto: Dirección de Turismo de Córdoba

El Camino de las Estancias Jesuíticas es uno de los patrimonios arquitectónicos más importante de Córdoba y se encuentra dentro de la amplia oferta turística que posiciona a la provincia como uno de los destinos elegidos durante todo el año.

La llegada de los Jesuitas a Córdoba se produjo en el año 1599 cuando la Compañía de Jesús se estableció en el territorio dando lugar a un sistema sociocultural única en América y que marcó el desarrollo de la provincia.

En Córdoba las estancias tuvieron la particularidad de estar destinadas a la producción agrícola y vitivinícola, a diferencia de las reducciones del Paraguay y del norte argentino cuyo propósito era la reorganización social y educativa de los pueblos originarios.

El Camino de las Estancias Jesuíticas está conformado por: Estancia Alta Gracia, Estancia Colonia Caroya, Estancia Jesús María, Estancia La Candelaria, Estancia Santa Catalina y la Manzana Jesuítica ubicada en Córdoba Capital. Antiguamente también San Ignacio que hoy se encuentra reducida a escombros por lo que no se cuenta dentro del complejo declara en el año 2000 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que reconoce sus valores patrimoniales e históricos excepcionales.

Cada una de las estancias puede recorrerse de manera particular o realizar el circuito completo para adentrarse en un viaje en el tiempo donde se cuenta una historia de sacrificio, fe y trabajo incansable.

Además de su valor histórico y arquitectónico, las estancias han logrado posicionarse a nivel mundial como centros de turismo cultural y religioso lo que hace que revistan un valor muy relevante para la preservación de este patrimonio como parte de la identidad de la provincia.

Arquitectura barroca y arte precolombino: una marca identitaria

Cada uno de los sitios que componen el recorrido es una obra de arte que combina las máximas expresiones del arte barroco en Latinoamérica con las producciones artísticas propias de los pueblos que habitaron estas tierras. Esto se ve expresado por ejemplo en las bóvedas pintadas y en los retablos de los templos que cuentan con colores que reflejan las bondades de la flora autóctona.

Estas edificaciones, enmarcadas en lo que se conoce como Barroco Americano, corresponden a un estilo que se caracterizó justamente por fusionar los modos de hacer de los europeos con el arte precolombino y la mirada que los americanos tenían sobre las formas extranjeras, lo que convierte a estas obras en únicas y diferentes de las europeas. En su afán de conservar sus raíces, los nativos buscaron comprender el estilo que era enseñado, pero adaptándolo, lo que dio como resultado la presencia de rasgos europeos, criollos, nativos y mestizos.

Manzana Jesuítica: capital de la antigua Provincia Jesuítica del Paraguay

Es uno de los paseos imperdibles de la ciudad de Córdoba. El conjunto edilicio comprende la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Capilla Doméstica, la Residencia de los padres, el Colegio Máximo y el Convictorio que darían origen luego a la Universidad Nacional de Córdoba y el Colegio Nacional Monserrat. Las obras se iniciaron en el año 1608 hasta 1710 cuando se construyó el Noviciado.

Las estancias

En su misión evangelizadora y educadora, los jesuitas buscaron generar sus propios recursos para lo cual se construyeron seis estancias en la región serrana, dedicadas a la producción agro-ganadera: Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1643), La Candelaria (1683) y San Ignacio (1725 – ya desaparecida).

En estos puestos se cultivaba trigo y maíz y además contaban con corrales y potreros para el ganado vacuno, lanar, mular y caballar; acequias para riego y establecimientos para la realización de oficios como carpintería, tejidos, panadería, hornos de cal y ladrillos, entre otros. En los cascos se levantaban la ranchería del personal, la casa de los Padres y Hermanos y la Capilla.

Fue un espacio de albergue para los italianos que migraron a la zona. (Experiencia Caroya)
Fue un espacio de albergue para los italianos que migraron a la zona. (Experiencia Caroya)

Colonia Caroya destaca entre las estancias por ser el primer bastión rural establecido por la Compañía de Jesús con una estructura original que incluía la capilla y áreas de cultivo que aún hoy perduran para quienes buscan dar un vistazo a la vida de antaño.

Estancia Jesuítica Jesús María
Estancia Jesuítica Jesús María

Por su parte, la Estancia de Jesús María evoca los días de esplendor de la producción vitivinícola y es sede del Museo Jesuítico Nacional conservando la iglesia, la residencia y la bodega, testigos de una era de prosperidad.

La estancia Santa Catalina está localizada en un paraje rural en el que se conservó el entorno natural.
La estancia Santa Catalina está localizada en un paraje rural en el que se conservó el entorno natural.

Santa Catalina fue un centro ganadero de gran importancia con sus instalaciones de obraje y en las ruinas del noviciado y su imponente iglesia se puede ver la influencia barroca centroeuropea que narra historias de grandeza.

En la Estancia Alta Gracia se conservan el obraje, el tajamar y ruinas del molino y del antiguo horno.
En la Estancia Alta Gracia se conservan el obraje, el tajamar y ruinas del molino y del antiguo horno.

En Alta Gracia, la antigua estancia integrada ahora al tejido urbano, alberga la iglesia que preside la plaza central junto a la residencia convertida hoy en el Museo Nacional Casa del Virrey Liniers.

Estancia jesuítica La Candelaria, parte de la historia de Córdoba. (Foto: Agencia Córdoba Turismo)
Estancia jesuítica La Candelaria, parte de la historia de Córdoba. (Foto: Agencia Córdoba Turismo)

Finalmente, La Candelaria enclavada en la serranía cordobesa, posee una belleza particular evocando a la vida rural de antaño.