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Entre atardeceres y leyendas en el mar cordobés

Es un lugar donde se mezclan sin esfuerzo el pasado y el presente. (Museo Gran Hotel Viena Miramar)
Es un lugar donde se mezclan sin esfuerzo el pasado y el presente. (Museo Gran Hotel Viena Miramar)

En los alrededores de la laguna Mar Chiquita, cuando baja el sol, es el momento justo para salir a explorar.

Probablemente nunca podamos descifrar todos secretos de los mente humana, pero hay algunas cuestiones que cada vez tenemos más claras, el interés por la leyendas y la intriga que nos generan es una de ellas. Y ¿Qué lugar más misterioso en Córdoba que Miramar de Ansenuza?

Una diosa enamorada

La laguna es el primer lugar que hay que ir a visitar cuando se llega a Miramar. En las playitas hay alquiler de sombrillas, espacios de arena para sentarse y riscos de piedra que dan una visual rústica. La laguna cuenta con su propia leyenda. Según se dice, la diosa que la habitaba en la antigüedad se enamoró de un guerrero aborigen que yacía herido en sus costas y decidió ayudarlo a sanar. Su esfuerzo dio resultado pero también ocasionó un efecto secundario: el agua se volvió salada.

De esplendor y abandono

El Museo Gran Hotel Viena es otro de sus lugares más emblemáticos. Su historia se remonta a la década del 40, cuando fue inaugurado por una familia de origen alemán y se colocó como un ejemplo de opulencia y lujos. Lo que más llama la atención de los visitantes es el siguiente capítulo de su historia, cuando fue inundado trágicamente y comenzó su etapa de abandono donde, se dice, fue poblado por fantasmas y seres extraños.

Navegando entre recuerdos

Para asomarse de cerca a los mitos las mejores opciones son hacer una vista al museo y animarse a navegar sobre el espejo de agua. Se puede hacer en kayak y botecitos individuales o en formato grupal y a motor. El camino se hace paso entre los escombros que dejaron las inundaciones y los árboles hundidos que al atardecer dan una imagen casi espectral. ¿Te animarías a ir?