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Sugerencia para ciclistas que quieran hacer un recorrido serrano, muy cerca de la ciudad de Córdoba. Pequeños y tranquilos parajes que tuvieron su protagonismo en el pasado y que hoy pasan inadvertidos para la inmensa mayoría de los cordobeses.
La atención que requiere la conducción por la llamada herradura, hacia el dique San Roque, con una pronunciada pendiente y una cerrada curva, no permite advertir la presencia de Casa Bamba, caserío rodeado de un paisaje maravilloso.
Casa Bamba se encuentra a siete kilómetros al oeste de la ciudad de La Calera. La toponimia del lugar deriva de la leyenda del indio Bamba, que Ataliva Herrera, poeta y escritor cordobés, recopiló en una serie de relatos populares, mezcla de hechos reales e imaginarios.
El pequeño poblado del departamento Colón tiene poco más de un centenar de habitantes, es acompañado por el curso del río Suquía y en las postrimerías del siglo 19 fue cuna de la primera central hidroeléctrica de Sudamérica.
Su destino fue brindar el servicio de electricidad a la ciudad de Córdoba durante 67 años y el ambicioso proyecto fue posible merced a la construcción del viejo dique San Roque, que reguló las aguas del Suquía.
La usina pionera fue el primer eslabón del complejo energético de usinas del Suquía, con la Central Molet y La Calera.
La ruta E-55 en este tramo atraviesa hermosas postales y para acceder a Casa Bamba hay que cruzar un vado sobre el río.
Del otro lado, se encuentran las vías del tren y entre algunas casas, un quiosco ofrece bebidas frescas y vituallas para hacer un alto en la pedaleada.
Un camino de ripio invita a continuar hacia bellas hoyas protegidas por una importante arboleda, ideales para tomar mate en la tranquilidad del entorno, letargo que sólo el paso del Tren de las Sierras rompe.
Si se continúa la marcha por ese camino, se encuentra una mayor vegetación y viejas construcciones de hornos de caleras e instalaciones ya en desuso.
Más adelante se encuentra la cascada de Bamba, una caída natural de agua, con tres chorros de más de cinco metros de altura, que provienen de vertientes.
El lugar está muy cercano a la capital provincial y es casi ignoto. Salvo amantes del trekking que suelen abordarlo en sus habituales recorridos de fin de semana, es casi desconocido.
Laguna Azul
Para completar el viaje, corto pero sorprendente, el grupo de ciclistas tomó un camino lateral a las vías del ferrocarril, en el acceso a la ciudad de La Calera, que conduce a Laguna Azul.
En esos terrenos en los cuales funcionó la cantera Natal Crespo se manejan ahora desarrollos inmobiliarios.
Se trata de un espejo de agua, relativamente pequeño, 500 metros de largo, con una profundidad máxima en algunos puntos de 20 metros.
Sus principales atractivos son el color de las aguas y la muralla natural serrana que la rodea.
Más allá de la laguna Azul y por el mismo camino se arriba al dique Mal Paso. Se trata del embalse de derivación construido, entre 1884 y 1886, sobre el río Suquía. El propósito fue alimentar dos canales de riego y fue proyectado por los ingenieros Carlos Casaffousth y Eugenio Dumesnil y ejecutado por Juan Bialet Massé.
En las adyacencias se encuentra la tranquila localidad de Dumesnil, vecina a Saldán.
