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Córdoba: uniendo maravillas desde Los Gigantes a los Túneles de Taninga

Mientras cae la tarde, la luz del sol juega a su antojo en el interior de los túneles.(Foto: Milagros Martínez).
Mientras cae la tarde, la luz del sol juega a su antojo en el interior de los túneles.(Foto: Milagros Martínez).

A través de un trayecto de 170 kilómetros es posible conectar dos tesoros de la provincia, con vistas a los volcanes de Pocho y reservas con especies autóctonas.

Se animaron, construyeron una obra maestra en el medio de la montaña y nos regalaron el mejor balcón hacia la Quebrada de la Mermela. Desde la década de 1930, estos cinco túneles atraviesan las sierras, al borde de un horizonte infinito.

Con su sello de color, alguien supo dibujar en las paredes de estas “cuevas” a una de las aves voladoras más grandes del mundo: el cóndor. Sí, el mismo que se puede ver planeando con total libertad, mientras se respira ese aire que desbloquea un nuevo nivel de pureza.

En 2008, La Voz organizó una votación para elegir a los íconos naturales y arquitectónicos de Córdoba. Quienes votaron a este camino como una de las 7 Maravillas construidas por el hombre, tenían razón: al conocer esta obra vial es inevitable ubicarla en el podio de lo más increíble de nuestra provincia.

Como un conito de chocolate perfecto. La vista a uno de los volcanes de Pocho. (Foto: Milagros Martínez).
Como un conito de chocolate perfecto. La vista a uno de los volcanes de Pocho. (Foto: Milagros Martínez).

En sus orígenes, fue pensada para convertirse en uno de los principales puntos de conexión entre Córdoba y La Rioja. Un inmigrante italiano, don Juan Breggia, experto en demoliciones con dinamita, fue el constructor encargado de darle vida a este rincón que hoy atrae a cientos de turistas.

Con la idea de reconocer a las personas que hace casi 100 años atrás comenzaron esta obra, hay un agradecimiento erigido que da la bienvenida al paseo. “Homenaje a los pioneros en el trazado y ejecución Ruta 20: Los túneles de Pocho”, dice la placa sobre un monolito, junto a un listado de nombres tallados en piedra.

Volcanes, la previa del camino

Los volcanes de Pocho. Foto: Milagros Martínez
Los volcanes de Pocho. Foto: Milagros Martínez

Desde que se agrega la ubicación de Taninga en Maps, los resultados de búsqueda ofrecen tentadoras alternativas. La más desafiante, quizás, es tomar la ruta provincial 28, que avanza desde Tanti hacia Los Gigantes. La mayor parte es de ripio, pero vale cada kilómetro recorrido.

Lo primero que encontramos es la imponente vista al macizo (también reconocido como maravilla, pero por obra de la naturaleza) y ya comenzando a trepar, irrumpen unos hermosos miradores al río Yuspe. Playitas ideales para un buen picnic en uno de los cursos de agua preferidos para los que aman el paisaje de montaña.

Este es un viaje para hacer con tiempo y sin apuro. Andar, contemplar, frenar. Vas a ver postales que vas a querer coleccionar. Olvidate del tránsito acá: apenas circulan algunos autos y a medida que avanzan los kilómetros de tierra, te envuelve esa sensación fascinante de disfrutar el todo o la nada misma.

Con suerte, más que un vehículo, seguro salen al encuentro algunas ovejas y cabras de monte, los verdaderos dueños de este lugar.

Es difícil dejar ir el verano, pero cuánto para ofrecer tiene el otoño en nuestras sierras.

Ya en la zona del río Guasta, los árboles dorados nos terminan por convencer: está buena esta época del año. Y el puente que pasa por el Río San Guillermo, otro lugar de ensueño. Mientras tanto y a lo lejos, empieza a aparecer una especie de conito de chocolate perfecto.

En la zona de los túneles, hay vientos fuertes en serio y los carteles se ocupan de advertirlo. (Foto: Milagros Martínez).
En la zona de los túneles, hay vientos fuertes en serio y los carteles se ocupan de advertirlo. (Foto: Milagros Martínez).

¡Qué manera de presumir estos volcanes y de pensar: qué locura que estén intactos en el paisaje de Córdoba!

Estas formaciones, que son parte de las Sierras de Guasapampa, nacieron en el período Terciario, hace millones de años atrás. Mientras se avanza en el camino, las perspectivas de estos conos se van transformando.

Una especie de zoom parece acercarnos cada vez más, hasta que los vemos rodeados de palmas, al costado de un tramo de ruta recientemente asfaltado. De pronto, no sabemos si lo que vemos es un cuadro de una película californiana o geografía bien nuestra. Pero aunque luzcan exóticas, las palmeras Caranday son propias de la flora autóctona cordobesa.

Los túneles y el tesoro de una valiosa reserva

Después de pasar por Tala Cañada y ver el cartel de Taninga, no te ilusiones. Aún faltan 35 kilómetros para encontrarte cara a cara con el primero de los cinco túneles.

Llegar a los arcos de piedra que atraviesan la montaña es un viaje dentro de otro viaje, que a esta altura ya premió el esfuerzo con suficientes recompensas. Al caer el sol de la tarde, pareciera que el universo mismo toma prestada una linterna para iluminar cada pasadizo a su antojo.

Mejor dejar el auto a un costado y disfrutar de esta experiencia en modo más silencioso, en sintonía con el abismo, respirando profundo, contemplando, caminando…

Algunos lugares tienen el poder de desacelerar el tiempo y este es, sin dudas, uno de esos.

¿Por qué sentimos que nuestros días se pasan volando? El documental de Netflix En pocas palabras y su episodio sobre el tiempo, explica que nuestros relojes circadianos son de 24 horas y marcan el ritmo de nuestras funciones corporales. Pero las emociones inciden en nuestra percepción del tiempo y nuestra conexión real con lo que estamos viviendo, también.

Registrar todo lo que pasa en el momento presente, te lleva a sentir que el tic-tac dura más. Sólo estar en medio de la naturaleza hace que el tiempo se perciba de un modo más lento.

Sentarse a contemplar ese balcón infinito a la Quebrada de Mermela, sentir cómo el aire puro va serenando el cansancio del viaje y querer abrazar ese paisaje durante horas. Acá sí que el tiempo se detiene o lo detenemos. Como si fuera poco, todo lo que vemos es parte de la Reserva Natural Chancaní que protege a nuestro preciado bosque nativo.

La sensación de caminar literal al borde de un profundo precipicio, y los carteles que advierten la precaución por vientos fuertes, despiertan el sentido de alerta. Pero hay lindos rincones para refugiarse y sentarse a disfrutar este entorno único que a lo lejos dejan ver también a los llanos riojanos.

Las panorámicas cambian según el momento de llegada y el clima. A veces, puede ser un paseo entre las nubes. Otras, una expedición de larga vista, en la que cuesta distinguir donde acaba el horizonte, dónde comienza la otra provincia.

Este viaje nos conecta con el asombro de lo que es capaz la propia Tierra y al mismo tiempo, el poder de construcción de la ingeniería.

Como dice el documental de Netflix, a veces nuestro tiempo se distorsiona a escalas pequeñas y un día, en este punto del mapa, puede volverse eterno.

Desde Córdoba o Traslasierra

Si cruzaste las Altas Cumbres para pasar unos días en el Valle de Traslasierra, ya tenés un gran check y estás más cerca de llegar a disfrutar el camino serpenteante junto a los túneles. ¡Es un planazo agendar, dentro de tu estadía en este valle, la visita a esta maravilla cordobesa!

Si en cambio, querés simplemente ir a pasar el día, podés elegir un recorrido de tres horas y media saliendo desde Córdoba, tomando principalmente la ruta 34 de las Altas Cumbres, luego la 15 hacia Pocho y finalmente por la 28.

La otra versión, más extendida y de película, es tomar la ruta provincial 28, casi de punta a punta: desde Tanti, pasando por el camino de Los Gigantes, San Gerónimo y Tala Cañada hasta llegar a Taninga. Esta opción dura 4 horas y media, bien vividas. Poco más de 170 kilómetros para ir al encuentro de una maravilla natural y conectarla con otra obra maestra de la ingeniería.

Si todavía no hiciste este itinerario por el noroeste, es impostergable tu visita.

Trekking a los volcanes de Pocho

Misterios geológicos. Rodeados de palmas autóctonas, así se ven de cerca los volcanes de Pocho. (Foto: Milagros Martínez).
Misterios geológicos. Rodeados de palmas autóctonas, así se ven de cerca los volcanes de Pocho. (Foto: Milagros Martínez).

Aventura. “Ascender a sus cumbres es adentrarnos en los misterios geológicos, de cuando aún temblaba esta tierra y sus cenizas tapaban la superficie. La propuesta invita a descubrir los principales volcanes del departamento. El Ciénaga de 1.300 metros da la bienvenida con su forma cónica y el emblemático Cerro Poca con 1.600 metros, oculto entre los denominados Cerros Azules, completa el desafío”, aseguran desde Alto Rumbo, prestadores habilitados por la Agencia Córdoba Turismo.

Se trata de un itinerario de tres días que, claro, incluye noches de campamento en la zona. Esta expedición implica una actividad exigente, aunque no requiere una preparación física especial. Sólo caminando se puede acceder a las vistas increíbles de estos tesoros y disfrutar el entorno que los rodea. Parte de esta experiencia, también es hacer el recorrido con lugareños que pueden contar en primera persona la mística de este destino y sus historias.

Datos técnicos. Punto de encuentro: Plaza Central, Salsacate. Tiempo aproximado: 3 jornadas. Dificultad: Media. Público recomendado: Mayores de 12 años. Distancia: 33 kilómetros. Más información.