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¿Conocés San Esteban? Un oasis de paz a tan solo 89 kilómetros de Córdoba

Para llegar a este paraíso: si vas en auto tomás la E 53, luego por el Camino del Cuadrado y, finalmente, por la RN 38. Si vas en cole, la empresa Grupo Sarmiento te lleva. (Foto Myriam Mathieu)
Para llegar a este paraíso: si vas en auto tomás la E 53, luego por el Camino del Cuadrado y, finalmente, por la RN 38. Si vas en cole, la empresa Grupo Sarmiento te lleva. (Foto Myriam Mathieu)

Rincones naturales increíbles, construcciones emblemáticas que marcaron la historia del lugar y mucha tranquilidad, en este pueblo que se encuentra muy cerquita de La Cumbre y Los Cocos. 

El Valle de Punilla ofrece innumerables lugares que se destacan por la potencia de sus paisajes, como San Esteban, que posee un entorno absolutamente propicio para el relax: sauces, eucaliptos, álamos y flores silvestres. Podrás descansar y disfrutar del Balneario Municipal; una pileta natural alimentada por el río Dolores que a su vez se nutre de la unión del río San Jerónimo y el arroyo Cruz Grande.

Hablar de San Esteban es hablar del Molino San Esteban. Se trata de un molino a viento diseñado por, nada más y nada menos, que el ingeniero Gustave Eiffel creador de la Torre Eiffel en París. Cuenta la historia que, después de una gran tormenta, el molino perdió sus astas. Hoy sigue ahí, estoico, soportando en sus hierros el paso del tiempo, siendo un gran atractivo para los turistas que valoran el diseño y la arquitectura.

También podés visitar: la casona colonial donde vivió el escritor cordobés Gustavo Martínez Zuviría, conocido como Hugo Wast. La casa San Sebastián, propiedad de Adelia María Harilaos de Olmos, esposa del exgobernador cordobés Ambrosio Olmos. La capilla Nuestra Señora de los Dolores, con muros de piedra antiquísimos y techo de tejas  o la capilla Sagrado Corazón de Jesús, de estilo barroco colonial. Y además, no podés perderte la Escuela Municipal de Ceramistas, en la antigua estación de trenes.

Tal vez, nunca nadie pueda volver a describir mejor este poblado como lo hizo Hugo Wast. Nacido en 1883, editó 28 novelas, 4 novelas cortas, 37 cuentos y 14 relatos y escribe en el prólogo de la novela romántica Flor de Durazno inspirada en el entorno de San Esteban: "Mi casita está situada en el cruce de dos caminos. Por el uno, que va a San Esteban y Capilla del Monte, pasan las polvorosas cabalgatas de las gentes alegres. El otro, ancho, melancólico y de costumbre solitario, lleva pausadamente al blanco cementerio, tendido en una loma pedregosa y estéril, donde solo crece el tomillo. Desde mi galería diviso la quieta mansión".

Habrá que visitar San Esteban para encontrar un poco de paz.