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Cómo saciar la intriga del viajero en Traslasierra

Una de las ferias más lindas de Córdoba, gastronomía y bodegas, atardeceres, senderos y los mejores encantos transerranos. 

La aventura que regala Traslasierra, comienza en el Camino de las Altas Cumbres, un recorrido de 114 kilómetros que conecta Villa Carlos Paz (Valle de Punilla) con Mina Clavero (Valle de Traslasierra). Las vistas de las sierras que cambian de color a cada hora se muestran allí imperiosas frente a los turistas.

El cerro Champaquí lo domina todo. Es el punto más alto y de referencia de este pedazo de la provincia mediterránea. Si de curiosidad se trata, recorrer estos parajes es una buena forma de comenzar.

El valle se recorre de punta a punta por la calle-ruta, la RP 14, que funciona como hilo conductor entre ciudades y pueblos cuya separación los delimita el cartel que indica que se ha entrado a la localidad siguiente.

Al lado del camino proliferan hospedajes, restaurantes y productos de la zona, las hierbas aromáticas y el aceite de oliva entre otras, son insignias del lugar. En cada pueblo, ferias, locales de artesanías, iglesias antiguas y calles que conducen hacia los cerros.

Recomendaciones 

Ir con apetito a la feria gastronómica en Villa de las Rosas. Cada sábado, la plaza central se viste de fiesta. A las 10 de la mañana el ritmo del pueblo comienza a cambiar. y se acelera hacia el mediodía.

Los músicos, productores, cocineros y feriantes dan la bienvenida a locales y turistas ofreciendo artesanías, cervezas artesanales, jugos y una variedad estupenda de comidas por probar.

El calor de los fuegos y el aroma de las preparaciones se aprecian a una cuadra y todo se fusiona en aquella plaza. Paellas, comida mexicana, empanadas, comida árabe, quesos, embutidos, ensaladas, comida vegetariana y vegana son algunas de las opciones que ofrece esta colorida feria, que se mantiene abierta durante todo el año y en temporada turística también revive los jueves.

La ruta de los vinos. El Valle de Traslasierra suma cada vez más propuestas de enoturismo, enfocado en la producción vinícola que invita a una experiencia completa de visitas guiadas con cata de vinos.

Entre las más recomendadas del valle se encuentra Viarago, en Las Rosas, que ofrece un recorrido que comienza por el antiguo edificio y sus galerías, con piezas en exhibición de antiguas maquinarias vitivinícolas. La historia familiar de sus fundadores, el origen del nombre, un paseo por el muestrario del viñedo y la visita al antiguo sótano donde Alfonso elaboraba sus vinos, completan la experiencia que finaliza con degustación.

En la zona también se puede visitar Noble de San Javier, Las Conanas, Aráoz de Lamadrid, La Matilde, Finca Las Breas, San Ramón y La Campiña.

Probar y conocer los aceites de oliva. Es un producto estrella en la zona. Para comprobarlo, solamente basta una visita a la fábrica y plantación de Ollium, un pequeño emprendimiento familiar en expansión que se convirtió en el principal de la región. Suele estar abierto al público y listo para saciar la intriga -y el paladar- de aquel que la visita. Además, sobre la ruta, muchísimos productores locales ofrecen aceites artesanales con olivas de sus propias producciones.

Caminar Las Calles y probar sus licores artesanales. Ubicado a cuatro kilómetros de Nono, Las Calles es un pintoresco paraje cuyos orígenes se remontan a los tiempos de la colonia.

Uno de los tramos del Camino Real que enlazaba el puerto de Buenos Aires con el Alto Perú atravesaba el cruce de calles que dio origen al nombre del lugar.

Allí se encuentra la primera licorería artesanal de Córdoba, Eben Ezer. Sus paredes de adobe alojan historias, allí pararon las tropas del general José María Paz (unitario), del general Juan Bautista Bustos (federal) y del general Gregorio Aráoz Lamadrid. En la zona esperaban para enfrentar al caudillo Facundo Quiroga.

Allí se pueden degustar licores elaborados por sus propios dueños quienes relatan, además, historias del establecimiento y secretos de sus elixires.

Detenerse al atardecer

“El cielo de Traslasierra es uno de los más lindos que he visto y que van a ver, y el mejor horario para apreciarlo es al atardecer”. Cada lugareño repite la frase como un mantra. Estar atento a este fenómeno, natural y gratuito, se vuelve un ítem casi obligatorio si uno anda por la zona. El espectáculo dura 15 minutos y se puede ver desde distintos puntos, incluso desde el camino de las Altas Cumbres.