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Charbonier, la comuna histórica del Valle de Punilla

Paisajes naturales, tradición y turismo a conciencia es la combinación que Charbonier y sus comunidades ofrecen al visitante.

En el extremo norte del Valle de Punilla, a sólo 10 kilómetros de Capilla del Monte y a 124 de la capital cordobesa, se encuentra Charbonier, un pintoresco pueblo fundado en 1770 y rodeado por algarrobos, quebrachos colorados y palmeras caranday. En sus orígenes se conocía como “Carreras de Pum Pum”. Hoy debe su nombre a Carlos Charbonier, ingeniero de origen francés que planificó y llevó a cabo el proyecto que, a fines del siglo XIX, extendía el ferrocarril hasta esta zona: el “Córdoba and North Westhern”.

¿Qué hacer en este paraje serrano? Es buena idea incluir al paseo la antigua estación de tren, que resguarda parte de la historia de la comuna. Es del año 1891 y conserva su estilo inglés. Se encuentra a 100 metros de la ruta 38.

Para los que deseen conocer el lado religioso del lugar, la histórica capilla de San Nicolás de Bari es una parada obligatoria. La construcción es del siglo XVII y permanece intacta. En su interior guarda importantes obras de arte; una de ellas del artista local don Fidel Pelliza. Sus fiestas patronales son el 25 de mayo y la celebración se une al aniversario de la Revolución de Mayo, en la que se convoca a los visitantes para compartir un almuerzo criollo o deleitarse con espectáculos artísticos.

Emprendimientos locales y encuentro con la naturaleza

Charbonier comprende los parajes de Quebrada de Luna, Río Seco, Santa Inés, Santa Isabel, Escobas, El Carrizal y Las Lajas. En Santa Isabel y Escobas se destacan emprendimientos relacionados con la gastronomía alternativa y vitivinícola y la elaboración de dulces y artesanías de reconocida calidad. Luego de disfrutar productos caseros regionales, este enclave ofrece múltiples recorridos para los amantes de la naturaleza. Roxana Montenegro, jefa comunal de la localidad, cuenta: “Recorrer el paraje Río Seco, por ejemplo, supone asombrarse ante la imponencia de Los Paredones, aquellas formaciones rocosas graníticas ideales para una escalada en piedra y, también, disfrutar de sus aguas circundantes por el río de la Costa o San Nicolás”.

En tanto, en Quebrada de Luna es imprescindible visitar a pintores destacados y contemplar la originalidad de sus creaciones, con la opción de alojarse en cabañas o campings de la zona. Otro plan perfecto para apreciar la naturaleza, preferentemente acompañados por guías profesionales, es acceder a Los Terrones o a los renombrados cerros Pajarillo y Colchiquí, este último en la cercana Ongamira, famosa por sus grutas y aleros. Estos sitios se pueden vivir en clave de turismo aventura o a través de prácticas de meditación y terapias alternativas, pero siempre cuidando el ambiente. “Charbonier invita a sus visitantes a disfrutar de todos sus atractivos, cuidando el agua, no pintando las piedras ni arrojando basura”, cierra Montenegro.