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Amboy, un pueblito que inspira

Un paseo por este rincón del Valle de Calamuchita traslada en el tiempo y en el espacio. Sus calles respiran historia y conservan el encanto del pasado.   

El tiempo transcurre tranquilo en Amboy. El almacén de ramos generales, si bien ya no despacha productos a granel, mantiene su espíritu intacto. Se va acercando el mediodía y sus pobladores van a comprar frutas y verduras, y sobre todo a conversar. El gran mostrador de madera sirve de punto de encuentro. Algunos llegan a caballo, otros a pie. Ninguno parece tener prisa: están interesados en saber qué pasa con uno y con otro. Da gusto.

Afuera, las casas coloniales y las calles empedradas le dan al lugar el marco de una película de época.

ES INEVITABLE TRASLADARSE EN EL TIEMPO AL CAMINAR POR AMBOY. LAS CALLES Y CONSTRUCCIONES SE MANTIENEN COMO HACE AÑOS. CADA DETALLE ES UNA FOTO

Orgulloso de su pasado

Amboy se presenta a sí mismo como un pueblo histórico. Esta región habitada por comechingones se vio modificada con la llegada de los españoles allá por el 1573. Hoy es considerado uno de los pueblos más antiguos de la provincia.

Es interesante visitar la capilla San José, que data de 1885 y cuya construcción demoró más de 15 años porque fue realizada por un único hombre. Actualmente conserva restos de la antigua obra de adobe y en su interior se utilizó un atípico recurso, logrando un abovedado sostenido por leños.

Además, Amboy es reconocido por ser el lugar de nacimiento de Dalmacio Vélez Sarsfield, autor del Código Civil Argentino y figura clave de nuestra historia. El pueblo conserva todavía testimonios de su vida reunidos en el museo que lleva su nombre. Ahí se puede recorrer su historia familiar y política a través de su árbol genealógico –que da cuenta de su vínculo con los primeros conquistadores del territorio–, cartas y su acta de defunción.

En el mismo espacio hay herramientas y objetos de la cultura originaria. Dispone de una colección de más de 2.000 piezas arqueológicas y paleontológicas, entre las que se destaca el cráneo de un caballo fósil y el caparazón de un glyptodonte de 10 mil años de antigüedad. Como parte de sus actividades, el museo organiza caminatas guiadas para conocer el alero rupestre comechingón.

Al aire libre

Como complemento de su atractivo histórico, Amboy ofrece un entorno natural apacible, con un arroyo de aguas calmas y un balneario con infraestructura para pasar el día, ideal para descansar al sol.

A corta distancia del pueblo se accede al embalse Cerro Pelado, donde la naturaleza se combina con el trabajo del hombre. Esta construcción, que tiene como objetivo generar energía y disminuir las crecidas, cuenta con una superficie de 1.240 hectáreas y una profundidad máxima de 120 metros, e invita a practicar actividades náuticas.

Sorprende la transparencia del lago, que recibe agua del río Grande y por el momento no tiene grandes urbanizaciones que impacten en su costa ni su cuenca. Para los más curiosos, es una oportunidad única de conocer las profundidades disimiles del relieve a través de la práctica del buceo recreativo con la compañía de mojarras, truchas y bagres.

Otras actividades recomendadas en el embalse son canotaje, kitesurf, caminatas y pesca deportiva.