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El “valle medio” de Río Negro: un oasis verde

El caudaloso Río Negro, en la Patagonia. Foto: Mariana Otero
El caudaloso Río Negro, en la Patagonia. Foto: Mariana Otero

Siete localidades patagónicas conforman un circuito turístico, cultural y gastronómico casi desconocido. Ideal para quedarse tres noches de paso hacia Las Grutas.

El “valle medio” de la provincia de Río Negro es un paraíso a descubrir en la Patagonia argentina. A sólo 180 kilómetros del balneario Las Grutas y a 690 de Bariloche, este conglomerado de siete localidades cercanas al cauce medio del río Negro, comienza a despertarse como un destino turístico de gran potencial.

El caudaloso Río Negro, en la Patagonia. Foto: Mariana Otero
El caudaloso Río Negro, en la Patagonia. Foto: Mariana Otero

Choele Choel (en tehuelche, flor amarilla o ruidos extraños) es la cabecera, un oasis verde donde se produce la mayor variedad de alimentos de la provincia. Es, también, el punto de partida de “la ruta del valle medio”.

Con el auge del turismo de cercanías, la región comenzó a recibir cada vez más visitantes y a abrirse al mundo. En esta ruta se realizó, a fines de abril, el Encuentro Bioceánico Hispanolatino Gastronómico (Enbhiga), un evento gastronómico, turístico y cultural, sin fines de lucro, que une, desde 2016, a cocineros con productores para la promoción turística y el desarrollo de los pueblos.

El “Nilo de la Patagonia”

Un nuevo destino turístico nace en el Alto Valle del Río Negro. Foto: Mariana Otero
Un nuevo destino turístico nace en el Alto Valle del Río Negro. Foto: Mariana Otero

El “valle medio” se ubica en la mitad del trayecto del río Negro, conocido en Choele Choel como “el Nilo de la Patagonia”, por su extensión de más de 700 kilómetros desde su nacimiento en la confluencia del río Limay con el río Neuquén hasta su desembocadura en el océano Atlántico.

En este rincón patagónico, hay opciones de turismo alternativo y de aventura, de turismo histórico-cultural y de turismo arqueológico. También hay cielos increíbles, bosques y productos de la tierra de alta calidad.

Dentro del recorrido por las delicias de la zona, Sebastián González procesa miel orgánica y gourmet (Mialma) con cúrcuma, canela o jengibre en su chacra de Choele Choel.

El circuito gastronómico con insumos locales está en pleno crecimiento en este valle. Se ofrecen platos que fusionan frutas, verduras, miel y carnes (ciervo, jabalí y cordero) que abundan en la región y que se acompañan con cervezas artesanales o vinos de exportación.

En el restaurante Quinta Nueve, del chef Marcelo Bobo, con muelle sobre el río, se preparan unas empanadas de cuadril que son una delicia.

Descanso garantizado

Un nuevo destino turístico nace en el Alto Valle del Río Negro. Foto: Mariana Otero
Un nuevo destino turístico nace en el Alto Valle del Río Negro. Foto: Mariana Otero

El valle es una excelente opción para tres noches y dos días completos (o tal vez, tres) cuando se viaja desde Córdoba hacia Las Grutas. También es una alternativa para descansar, y descubrir un nuevo paisaje, cuando se cruza la provincia de Río Negro, desde la cordillera al mar.

Choele Choel, a mil kilómetros de Córdoba, es un sitio de turismo emergente con 400 plazas hoteleras, y es una parada estratégica y obligada cuando se viaja más al sur.

Una vez en el valle, una buena opción es animarse al turismo por las chacras y estancias, con alojamiento rural. Hay varias alternativas interesantes, como la bodega Videla Dorna, en Luis Beltrán, que proyecta un hotel boutique para 10 personas y que, actualmente, dispone de algunas plazas exclusivas para pernoctar.

De día, el plan principal es conectarse con la naturaleza: cabalgatas con almuerzos camperos, caminatas por senderos arbolados y cosecha de frambuesas, en compañía de sus productores.

La “isla grande” de Choele Choel, abrazada por el río Negro, alberga a tres de las siete localidades del valle: Luis Beltrán, Lamarque y Pomona, conocido como “el jardín del valle” por sus increíbles rosales.

Las restantes, fuera de la isla, son Choele Choel, Belisle, Darwin y Chimpay, que ofrecen tranquilidad, paisajes y una increíble variedad de productos frescos.

“Los invernaderos de Lourdes”, en el kilómetro 271 de la ruta 250 en el ingreso a Lamarque, es “el lugar” para conseguir almendras, nueces, frutas y verduras de primera calidad (hay zapallos de hasta 20 kilos), a muy buen precio.

Se trata del emprendimiento frutihortícola de Lourdes Morales y su familia, oriunda de Tarija (Bolivia), que se instaló hace 13 años en el “valle medio” (después de haber vivido en Falda del Carmen, en Córdoba) para trabajar la tierra.

Naturaleza y aventura

Para los amantes del turismo aventura, en el “valle medio” es posible navegar en lanchas o gomones y, también, sobrevolar la región en una avioneta Pipper de cuatro plazas. El vuelo de bautismo, que parte desde el aeroclub de Choele Choel, vale la pena.

Un buen paseo matutino es la expedición al zanjón de los loros, una formación orográfica de la estepa patagónica, erosionada por vientos y lluvias, donde anidan los loros barranqueros con sus crías. También es posible avistar búhos blancos y hacer rapel.

Otra opción es visitar la Isla 92, reserva natural protegida de 60 hectáreas, que se encuentra a 200 metros del ejido urbano de Choele Choel.

Desde allí parten los paseos en lancha para el reconocimiento del río y sus islas, combinables con circuitos en bicicleta por la isla grande y, luego, bajada en kayak.

Recorrido cultural

Piezas únicas en el museo paleontológico de Choele Choel. Foto: Mariana Otero
Piezas únicas en el museo paleontológico de Choele Choel. Foto: Mariana Otero

Lamarque, a 16 kilómetros de Choele Choel, muestra con orgullo haber sido el lugar de nacimiento del periodista y escritor Rodolfo Walsh, asesinado durante la última dictadura militar. Se conserva la casa natal (no es museo) y su partida de nacimiento puede verse en la Casa de la Cultura, frente a la plaza principal del pueblo.

A pocas cuadras se llega al Museo Paleontológico Municipal Héctor Cabaza, donde se exhiben restos fósiles y huevos de dinosaurios encontrados en la zona. La muestra alberga una réplica en tamaño real del Tuarangisaurus Cabasai, “el dragón de las profundidades”, un saurio marino que vivió hace 65 millones de años.