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Vacaciones en la Costa: un recorrido por los balnearios del sudeste

La ruta provincial 11 atraviesa, entre otras localidades, a Mar del Sud, Miramar, Mar del Plata y Mar de Cobo. Un repaso por atractivos turísticos, gastronómicos y culturales.

A la costa atlántica hay que recorrerla en carne propia. Si fuera por los rumores de que aquí solo hay viento frío y ráfagas de arena castigando las piernas, las cosas se esfuman. Y si bien es cierto que el abrigo después de las 17.30 es casi una fija, también hay que alumbrar sus cualidades: sobre la ruta provincial 11 -que finaliza en Mar del Sur y atraviesa Mar del Plata- la zona sudeste ofrece balnearios familiares como Mar de Cobo, Miramar y el propio Mar del Sud que valen la pena.

Ponga primera

Por la ruta 11 desde el sur hacia el norte aparece el silencioso Mar del Sud. A este pueblo le faltan habitantes y le sobran mitos. Es un balneario exclusivo con una atmósfera enrarecida. Aquí hay autos de alta gama, practicantes del windsurf y mucha paz. Sólo viven 180 personas durante el año, hay unas 1.300 casas y los "turistas" son en un 75% de los dueños de esas viviendas. Es un lugar en el que todos los comercios se llaman así: Panadería y Alfajores Mar del Sud, Farmacia Mar del Sud, Hotel Mar del Sud.

En la avenida principal está el legendario Hotel Boulevard Atlántico. Se erigió en 1890 en medio de una soledad de médanos y viento. Está habitado por historias fantasmales y trágicos sucesos. Una vez colonias santafesinas pero terminaron acá; después de un tornado, dejó varios muertos y miles de relatos. Hoy se encuentra en reconstrucción.

Eduardo, dueño del restaurante Ximena, confirma la apariencia inicial del pueblo: "Es un lugar raro. Hay mucha tranquilidad y su vez todos están metidos para adentro. Es ideal para volver a mirar hacia el interior y meditar ".

En enero se celebra el Festival Mar del Sud en Escena, obras de teatro, danza y música para todas las edades.

Que se vengan los niños

A 17 kilómetros hacia el norte se localiza Miramar, cabecera del partido General Alvarado y la elegida por las familias con hijos pequeños y adolescentes. No por nada le dicen "la ciudad de los niños". La costanera que bordea al mar tiene al menos 15 balnearios céntricos con carpas para alquilar que incluyen restaurante, parrilla y en algunos casos, pileta. Hacia "Mardel" los balnearios disponen de playas más amplias con médanos y chiringos con música.

Con solo la oferta gastronómica, uno ya engorda. El Pescador Romano es un ícono por sus mariscos recién extraídos del mar: porción de rabas, 

$ 300. ¿Otras posibilidades? El Único, un bodegón con platos para compartir, y el restaurante Parrilla Estilo Agreste, con parrillada completa a $ 280 con bebida y picada de mariscos. Si de conocer se trata, sorprende el bosque de la dunícula Florentino Ameghino, un vivero artificial que comenzó una plantación en 1903 sobre las dunas. Ideal para cabalgatas ($ 100 la media hora) y bicicleta.

Algunos eligen el muelle de pescadores a la espera de alguna corvina; otros apuestan billetes en el casino. Acá la gente anda en bicicleta, saluda al pasar y algunos olvidan poner candado. Varias cuadras se diferencian entre sí por los árboles: los hay de plátanos, acacias y tilos. “Es ideal para la familia. Los chicos disfrutan del mar y estás tranquilo. En la carpa del balneario podés dejar las cosas sin miedo a que roben. Te desenchufas y recargás pilas”, dice Santiago Buasso, cordobés.

El clásico de siempre

Hacia el norte, a 46 kilómetros, Mar de Plata da la bienvenida y sus calles explotan de gente. Describirla breve es imposible. Pero anote: playas como Punta Mogotes no pueden faltar, con carpas que oscilan entre $ 13.000 y $ 19.000 por quincena, a veces con entretenimientos para niños y pileta.

Un imperdible es visitar el museo Municipal de Arte Juan Castagnino. Ni hablar del aperitivo teatral de cada temporada: Los Midachis sonríen en cartelera con entrada mínima de $ 450. Más adelante, Fátima Florez presenta Fátima Superstar en el teatro Roxy-Radio City. ¿Algo más romántico? Facundo Arana y Araceli González con Los Puentes de Madison en el América.

Chiquito y poderoso

Es posible que el gentío aturda y canse. Entonces convendrá avanzar 30 kilómetros y despejarse en Mar de Cobo, una pequeña localidad del partido Mar Chiquita. Tiene una avenida de acceso que finaliza en el mar y en ella convergen las demás calles de trazado en semicírculo.

Amantes de la pesca entiendan que acá sale o sale. La Reserva Forestal es de los sitios más visitados por los veraneantes y tres balnearios tientan a cualquiera: La Caleta, Baliza y Parque Lago.

Con respecto a los destinos anteriores, aquí las playas lucen más agrestes, anchas y solitarias; ideal para quienes buscan tranquilidad. La arboleda genera frescor por los cipreses, álamos y pinos, y en noviembre hay más gente porque festejan el Festival del cordero Costeño.

Las noches despejadas son las mejores: por la escasa contaminación lumínica, el cielo deja ver todas las estrellas.