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Un rincón para soñar en cada extremo del país

Payogasta, Ushuaia, Lago Posadas y Comandante Andresito son opciones para disfrutar del extenso territorio argentino de punta a punta.

La diversidad de paisajes en Argentina nos regala postales increíbles. El pueblito salteño de Payogasta, con su bodega boutique; la paleta de colores otoñales de Ushuaia, la capital fueguina; la belleza del azul en Lago Posadas, Santa Cruz; y el avistaje de mariposas en Comandante Andresito, provincia de Misiones, forman parte del abanico de alternativas que ofrece en sus extremos el territorio nacional.

DATOS. Información útil para una escapada a los extremos del país.

Hacia el norte: muros con historia en Payogasta

Payogasta es un pueblo pequeño a menos de media hora de Cachi, en los Valles Calchaquíes salteños. El camino que dibuja a esta altura la ruta nacional 40 se mete literalmente en el pueblo y hasta dentro de una estancia: Sala de Payogasta, como se le llama a los cascos en el norte argentino. De un lado están el edificio colonial y el spa, y del otro, el restaurante, el mercado artesanal y un camino vecinal que permite conocer la bodega boutique. Es, a la vez, un anclaje de la historia salteña y nacional, ya que fue la vivienda de un lugar teniente del general Güemes: Bonifacio Ruiz de los Llanos. Sus descendientes trabajan en la cría de ovejas y cabritos y se dedican a los pimientos, que son eje de la Fiesta Nacional del Pimentón, y a la uva. Hasta final de abril, se puede ver la vendimia en la cosecha de las últimas frutas.

Rumbo este: flores aladas en Misiones

Selva, madera y tierra. Las calles de Comandante Andresito son de piedra, lisas, como un adoquinado de las lajas del lugar. Las casas, en general de madera o cemento, tienen su base teñida de tierra roja. Unos 25 templos conforman el panorama de la fe de un departamento que encabeza el ranking de producción ganadera en la provincia y que cuenta con una cooperativa yerbatera famosa que hay que visitar. Un 52% de este territorio es selva y hay reservas privadas donde una caminata permite descubrir un sinfín de especies; entre ellas, las orquídeas. Es colosal acercarse al río Iguazú donde, a media tarde, cientos de mariposas se posan en la costa. Se trata de un espectáculo natural y único. Para los amantes de las travesías, lo ideal es tomar la ruta nacional 101 desde el aeropuerto de Puerto Iguazú, que se sumerge dentro del Parque Nacional y llega hasta Andresito. Un camino por la selva.

Al oeste: la belleza del azul

Existe un rinconcito en el oeste santacruceño, a minutos de la frontera con Chile, por Paso Roballos, donde habitan unas 200 personas: Lago Posadas. Este pueblo, que se fundó a partir de una estancia, hoy reserva, junto al lago del mismo nombre, una experiencia de viaje especial pegada a la cordillera. Las dos hosterías más importantes de la zona reciben contingentes de viajeros de todas partes del planeta. Un trekking hasta el lago o un paseo en vehículo permiten conocer una postal clásica de la región. Por otro lado, está muy cerca del corredor que une a Los Antiguos, Perito Moreno y Cueva de Las Manos, además del nuevo Parque Nacional Patagonia donde se protege, entre otras especies, al macá tobiano (un ave acuática), y forma parte de un circuito binacional que en 500 kilómetros conecta a las vecinas localidades chilenas de Valle Chacabuco, Puerto Bertrand y Chile Chico.

Camino al sur: el otoño en el fin del mundo

De las cincuenta opciones de excursiones que existen para conocer Ushuaia, en Tierra del Fuego, es sin dudas el otoño la estación que las convierte en un viaje romántico hacia al fin del mundo. Los bosques fueguinos con lengas y ñires cubren el paisaje con una paleta de rojos, ocres y pardos que se salpican con los canelos, guindos, notros y cipreses, generando una postal única. También son los museos los que atrapan con sus historias; tan es así, que el 80 por ciento de los cruceros paran aquí antes de llegar a la Antártida. Se puede ir al Almacén de Ramos Generales, donde estuvo Leonardo Di Caprio durante su última película; reservar una cena para probar centolla; y pasar por el Hard Rock Café más austral del mundo, un lugar especial para los coleccionistas de merchandising.