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Un pueblito argentino escondido entre montañas

Es muy probable que Iruya (ubicado en la provincia de Salta) sea uno de los pueblos más escondidos de toda Argentina. Se encuentra rodeado de grandes montañas y ríos, como si la naturaleza lo protegiera del entorno.

Por ese mismo motivo, no es nada fácil llegar a este destino: hay que transitar por un camino  de cornisa y de ripio, sólo apto para grandes conductores. Lo mejor es, antes de ir, consultar siempre por el estado del camino; dependiendo de la temporada y del clima, a veces no está habilitado.

Al llegar al pueblo, la imagen sorprende y parece que se ha viajado en el tiempo. Sus habitantes conservan las mismas tradiciones y costumbres de hace 250 años. Del mismo modo, la arquitectura sigue utilizando los diseños y materiales “de siempre”: calles empedradas y casas de adobe, piedra y paja.

Sólo se puede llegar desde Jujuy

Un error muy frecuente en los viajeros es pensar que Iruya se encuentra en la provincia de Jujuy. Esto se debe a que, para poder llegar hasta el pueblo, es necesario ingresar a través de Jujuy, donde se encuentra el acceso directo y permanente a la comunidad.

Los orígenes

El Pueblo de Iruya, fue fundado en el año 1753, sin embargo su origen se remonta a un siglo anterior a su fecha de fundación. Actas de nacimiento encontrados en la parroquia de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, testifican que un siglo antes de su fundación ya estaban asentados habitantes en el lugar.

Los asentamientos indígenas tienen sus antecedentes más en los Ocloyas, un pueblo perteneciente a la etnia kolla, quienes derivan del kollasuyo, una de las cuatro regiones del antiguo Tahuantinsuyo.

Numerosas ruinas dispersas por los alrededores prueban la existencia de una etnia homogénea antes de la llegada de los españoles; un ejemplo claro de ellos son la ruinas de Titiconte, ubicado al este de Iruya aproximadamente unos 8 kilometros.

Los primeros habitantes practicaban la agricultura y la ganadería en muy baja escala, ya que solo les permitía la subsistencia de sus pobladores, cultivaban maíz, papas, ocas y otros productos agrícolas; al mismo tiempo criaban ovejas, cabras y llamas, aunque esta última en menor medida.

Iruya se destaca por su edificación colonial con callejuelas estrechas y sus paisajes de imponentes vistas panorámicas. En sus proximidades se encuentran las ruinas del pucará de Titiconte. Algunas de las distintas comunidades que se encuentran a en sus alrededores son: San Isidro, San Juan, Chiyayoc y Rodeo Colorado.

Más información en: iruyaonline