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Tandil, un clásico que se renueva

Las sierras de Tandil se viven a través del deporte. La ciudad bonaerense se destaca además por su oferta hotelera y gastronómica, con salames y quesos como productos estrella.

Un destino clásico en la Argentina es el que reasegura opciones para todos los gustos, y Tandil en eso tiene experiencia. La ciudad bonaerense no sólo está preparada para recibir turistas durante todo el año, sino que también se renueva con el correr del tiempo, y los habitués lo saben.

En abril, la cercanía de Semana Santa la pone en el tapete, por cuanto ofrece el Vía Crucis al monte Calvario. Allí se cumplen los doce pasos y la peregrinación desde su base hasta el templo principal de Tandil, la Parroquia Santísimo Sacramento, que al anochecer del Viernes Santo propone una representación teatral que subyuga a los visitantes.

Más allá de esta celebración, la ciudad, sus sierras, sus arroyos cristalinos y el ambiente natural que la envuelve son el escenario ideal para un sinfín de actividades, que tienen su recompensa en un gran abanico de hospedajes con spa pensados para devolverle el alma al cuerpo.

DATOS. Información útil para una escapada a Tandil.

Al aire libre

Para los más activos, el mountain bike sigue la huella de los antiguos rieles de ferrocarril –que llegó hacia 1883 y hoy está en desuso–, atravesando circuitos serranos.

Otra forma de conocer la belleza del paisaje es iniciar un paseo a pie. "Es liviano y lo puede hacer toda la familia. Es más sencillo que un trekking", explica Estela, de la Oficina de Turismo ubicada frente a la plaza Independencia. Se trata de un circuito auto guiado de unos cuatro kilómetros en la Reserva Natural Municipal, con recorridos que permiten descubrir la flora y fauna del lugar. Con guía especializado, la experiencia cuesta 70 pesos por persona.

Por otro lado, queda claro que el destino ofrece opciones para todos los bolsillos. Quienes quieran volar alto podrán hacerlo en dos sitios diferentes: el Club de Planeadores y Tandil Vuelo. Ascender en aerosilla y hacer deportes náuticos en el Lago del Fuerte son otros atractivos.

Además, las sierras brindan posibilidades para despuntar el vicio de escaladores. Por eso, están preparadas para todo tipo de actividades: al cicloturismo, el mountain bike y las caminatas se les suman paseos en cuadriciclos y en 4x4, y actividades como rappel y tirolesa. Los guías tienen todo ideado para las visitas en familia y el camino hasta la cumbre es una opción que los más grandes eligen al atardecer, para disfrutar del paisaje inmenso que se dibuja hasta el horizonte.

Sobre piedras y habitaciones

Muchos recuerdan la historia de Tandil y su piedra movediza, aquella que cayó en 1912 y que representa la postal clásica del turismo. Si bien más de un visitante seguía yendo al sitio para ver el lugar donde ya no estaba la roca, lo cierto es que en 2007 se reinstaló una réplica de aquella mole de granito, ahora seis veces más liviana a pesar de tener un peso de 70 toneladas.

Más allá de sus atractivos naturales, un factor clave en el turismo tandilense es la amplia gama de hospedajes y restaurantes de los que dispone en la ciudad, cerquita de las sierras. Piscinas climatizadas que hacen revivir el verano en pleno invierno, los clásicos salames y quesos que son una marca registrada de los productores tandilenses, rutas para degustar cervezas artesanales y un circuito de enoturismo a la bodega Cordón Blanco (que desde hace cinco años elabora sus vinos con cepas syrah, merlot, tannat, cabernet franc y sauvignon blanc) son algunos de los tentadores planes que el viajero podrá experimentar en Tandil. ¡Salud! Y a disfrutar.