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Postales de dulce tonada

Tafí del Valle muestra la armonía de sus paisajes, que encastran a la perfección con el antiguo pueblo, y los  cascos de estancias recuperados como alojamientos turísticos.
Tafí del Valle muestra la armonía de sus paisajes, que encastran a la perfección con el antiguo pueblo, y los cascos de estancias recuperados como alojamientos turísticos.

El bello enclave tucumano ocupa el punto que divide las sierras de Aconquija, al sur y las Cumbres Calchaquíes, al norte.

Son aproximadamente 107 kilómetros los que separan a Tafí del Valle de San Miguel de Tucumán, la capital provincial. La villa de Tafí se encuentra en uno de los puntos más impactantes de la geografía tucumana y si en el verano se registran temperaturas medias cercanas a los 30 grados, en las noches descienden hasta los 13 grados, lo que asegura un reparador descanso.

Este fenómeno de amplitud térmica está determinado por la ubicación de Tafí del Valle a 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Se encuentra en el centro del valle homónimo que divide las sierras de Aconquija al sur, y las Cumbres Calchaquíes, por el norte.

Tafí del Valle cuenta en la actualidad con alrededor de 7.000 habitantes y es un apreciado centro turístico que mantiene el rostro de los pueblos antiguos.

Un recorrido por las entrañas urbanas gratifica con viejas casonas de adobe y paja y pircas de piedra, debidamente conservadas.

El posicionamiento de la villa en el mapa turístico determinó la inversión en numerosos alojamientos turísticos de nivel que en algunos casos recuperaron los cascos de importantes estancias que pusieron en valor pero que de manera acertada conservan el estilo original. Así se destacan los establecimientos Castillo de Piedra, Los Cuartos y Las Tacanas y la estancia Las Carreras que abre sus puertas para realizar turismo rural que consiste en observar actividades campestres tales como el ordeñe y la producción de quesos.

El circuito Vuelta al Valle propone recorrer distintos rincones de la región desde el perfil agrícola-ganadero. En el periplo se visitan distintas comunas como La Banda, El Churqui, La Ovejería, El Rincón, El Potrerillo y El Mollar, entre otras, en un trayecto que circula por camino de cornisas y que atraviesa ríos y el lago La Angostura.

Conjunto jesuítico. A poca distancia del centro urbano se encuentra el Conjunto Jesuítico La Banda que consta de la capilla La Banda y el Museo Jesuítico que datan de 1718.

Los anchos muros de adobe testimonian la inconfundible factura jesuítica. Allí la orden religiosa dejó plasmada su obra. El museo abre sus puertas a un mundo de baúles, imágenes cuzqueñas y hábitos religiosos del siglo XVIII en una construcción de techo de vigas.

La capilla aún convoca todos los sábados a misa y desde sus paredes blancas y un pequeño altar, la Virgen del Carmen, entronizada y custodiada por dos pinturas cuzqueñas, está abierta a la feligresía.

Oculto en uno de los vértices del altar hay un túnel de 300 metros de largo que conduce al cercano cerro La Cruz y su función fue asegurar el escape de los religiosos ante un ataque de los quilmes, aborígenes de la región.

Cuando llegó la orden que expulsó a los jesuitas de  América, el lugar quedó sin moradores hasta que el gobernador José Frías Silva tomó posesión y finalmente fue expropiado.

El conjunto edilicio mantiene las aberturas originales y las imágenes religiosas que se utiliza cada año el 24 de septiembre en la procesión tradicional de la Fiesta del Misachico que recuerda la batalla de Tucumán.

El complejo se encuentra en la avenida de los Jesuitas al 400 y en esas coordenadas está la oportunidad de recorrer una historia de casi 250 años. Imperdible.

Por los alrededores. A 15 kilómetros de Tafí del Valle recibe al viajero la villa veraniega El Mollar, lugar donde se registra la "movida" nocturna. De día, sí o sí, hay que visitar la Reserva arqueológica que acoge a los menhires, esos gigantes de piedra, que guardan la memoria de pueblos antiguos.

Los grandes bloques de piedra tienen distintas alturas, algunos superan los tres metros de alto y tienen un ancho de 50 ó 60 centímetros. Los estudios  realizados dicen que fueron monumentos de compulsión mágica, tendientes a lograr fecundidad y fertilidad por intermediación de los dioses.

Antes de culminar la visita, el dique La Angostura, en un perímetro de 700 hectáreas promete jornadas recreativas.