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Por solitarios caseríos

Sol de Julio, localidad de Santiago del Estero cuyo principal atractivo, a cinco kilómetros, es el dique de Báez.
Sol de Julio, localidad de Santiago del Estero cuyo principal atractivo, a cinco kilómetros, es el dique de Báez.

El desvío de la ruta 32 la aprovechamos para visitar la comuna de San Pedro donde está la planta modelo de queso de cabra La Majadita donde compramos productos envasados al vacío.

El desvío de la ruta 32 la aprovechamos para visitar la comuna de San Pedro donde está la planta modelo de queso de cabra La Majadita donde compramos productos envasados al vacío.

Retomamos la travesía por un atajo invadido por la vegetación y con muchos atractivos: barrancas, el lecho de un río seco y una enorme víbora de cascabel a la que observamos, fotografiamos y respetamos.

Encontramos la ruta 32 donde un cartel anuncia el límite interprovincial e ingresamos a Santiago del Estero.

Los últimos kilómetros fueron muy pesados por el barro y las lagunas sobre la calzada hasta que ingresamos a Sol de Julio por una avenida flanqueada de altos quebrachos.

Llegamos a media tarde y en una esquina un comercio multi función, carnicería, comedor, quiosco, boutique, hospedaje y fábrica de soda, todo en uno, fue el elegido para pernoctar. Ya ubicados y luego de un reconfortante baño fuimos a conocer el pueblo.

Encontramos muchos aserraderos que trabajan la madera de algarrobo y quebracho para hacer postes de alambrados, tranqueras, aberturas y muebles.

El atractivo del lugar es una represa cercana construida en piedra que constituye el balneario y centro recreativo local.

Al regresar fuimos directo a descansar.

Paso de la Cina

Mañana temprano, nublado y fresco, ideal para iniciar el último tramo por ruta provincial 15. Se trata de una recta de 80 kilómetros hacia el este y que comunica con la provincia de Santa Fe.

Durante los primeros kilómetros el paisaje era similar a los que atravesamos los días anteriores, sembrados, montes y hornos de carbón. El desmonte de banquinas que son espacios públicos nos alarmó.

De pronto, el monte se corta y comienza el vinal o vegetación de las salinas y la postal se modifica. Aparecen muchas espinas y plantas de baja altura.

Un par de carteles anuncian los parajes: Campo del Cisne, Corrales del Rey, El Espartal y Taco Pozo y a continuación ni rastros de poblaciones, sólo taperas abandonadas. La excepción fue La Bota donde hay un almacén de ramos generales.

El desborde del río Dulce alimentó bañados y el terraplén ganó en altura. Aparecieron grupos de pescadores y a lo lejos, una arboleda anuncia Paso de la Cina. El pueblo que es el límite norte de la Reserva Natural Bañados del Río Dulce y tiene sólo dos casas.

La minúscula capilla parece flotar entre los pastizales, aislada, húmeda, solitaria y es territorio conquistado pero abandonado por los dioses.

Un gran algarrobo concentra las miradas. A su sombra, la ranchada de la familia Rodríguez ofrece servicios de almacén, comedor, habitaciones en alquiler y camping a la vera del río. El rancho está construido con horcones y vigas de quebracho hachuelados, cielo raso de tablones hechos a mano, paja y muros de adobe. Con aberturas rústicas y barrotes de hierro, todo de factura artesanal. Un ejemplo claro del uso de materiales del lugar.

Unas exquisitas empanadas fritas fueron el almuerzo que marcó la despedida.

Al iniciar el camino de vuelta a casa nos detuvimos sobre el puente del río Dulce que nos desafió a una futura travesía.