buscar

Pinamar y Cariló, entre la playa y los árboles

Estos dos destinos de la costa argentina se presentan como buenas alternativas para parejas y familias. Naturaleza, compras y gastronomía al lado del mar.

En la playa, Paola y Ariel se abrazan con el agua del mar envolviéndoles los pies. Podrían conformar una postal estereotipada del Día de los Enamorados, pero sólo se besan y confirman la apuesta de estar juntos. Pasan sus “mini” vacaciones en Pinamar, que este 14 de febrero festeja su 75° aniversario.

Aquí, el verbo consumir calza justo: en la avenida Jorge Bunge –que desemboca en el mar– hay autos de alta gama, concesionarias de primeras marcas y locales gastronómicos con franquicias en el mundo.

A 1.051 kilómetros de la Cañada cordobesa y por la ruta provincial 11 aparece “Pina”, como le dicen sus visitantes. Esta ciudad balnearia tiene alrededor de 30 mil habitantes, muchos de ellos dedicados a trabajar con el turismo en temporada alta.

Un clásico

“Ya vinimos en otras oportunidades. Nos gusta por la tranquilidad del lugar y sus playas amplias. ¿Si es muy caro? Hay que saber buscar. A veces te sorprendés con buenos precios. Igual, nosotros sólo vinimos cuatro días porque la mano está dura”, le dice Ariel a Voy de Viaje. En unos días regresarán a Florencio Varela, en Buenos Aires.

Entre pinares y médanos, las parejas van tomadas de las manos y las otras, la que tienen hijos, lo hacen cuando pueden. Paula y Néstor, por ejemplo, ponen los ojos en su hijo Renzo, que construye castillos de arena y le saca el jugo al mar. “Venimos de Rosario. Es un buen lugar para las parejas y el nene tiene entretenimientos”, cuenta este padre santafesino.

La geografía dispone playas anchas de unos 200 metros, mar abierto y más revuelto y dunas dignas de fotografiar. Aquí, la arquitectura es elegante: mucho vintage, luces y locales de ropa “top”. Para comer, las opciones sobran: frente al mar, una parrilla de mariscos cuesta $ 490 y la porción de rabas, $ 200. Para presupuestos más ajustados, Fairuviu, una rotisería china de buena calidad, tiene el kilo de comida a $ 215.

Todo por hacer

Cuando el sol bosteza y empieza a caer, la gente enfila hacia Pinamar Plaza. El centro comercial es ideal para comprar regalos. Otros, en cambio, eligen irse hasta el muelle para pescar: cobran $ 50 para tirar la caña y $ 25 si es sólo para visita.

En calle Constitución, Cacho Garay –reconocido humorista tras su paso por la TV de la mano de Marcelo Tinelli– está petrificado en un cartel del Teatro de la Torre. Tiene funciones junto con otras obras como Toc Toc y Patrulla al rescate, para los más pequeños. Los amantes de la literatura también tienen lo suyo: el 15 de febrero, a las 20, habrá una charla sobre el escritor Luis Borges en la biblioteca popular Manuel Belgrano.

Bosque y tentación

A siete kilómetros hacia el sur, Cariló es otro destino elegido por los turistas. Cariló es una palabra de origen mapuche que significa “médano verde”, aunque acá de pueblos originarios no hay nada. Muchos visitantes tienen casas de verano o mansiones con jardines cuidados. Aquí sobra naturaleza: hay pinares por todos lados, mucho verde y algunas calles llevan el nombre de diferentes especies de pájaros: chingolo, chuña, jilguero, hornero, etc.

El Paseo del Manzano es un shopping a cielo abierto. Posee comercios de primeras marcas en ropa y bijouterie y restaurantes finísimos. Hay árboles inmensos entre los negocios, concesionarias de 4x4, infraestructura en madera, decks prolijamente pintados y locales gastronómicos con platos gourmet.

Valeria, Julián y Verónica toman café en Tante, una casa de té. ¿Por qué Cariló y no otro lugar? “Porque nos gusta la tranquilidad. Acá hay mucha paz. Tenés variedad de restaurantes rodeados de bosque. En la playa no hay mucha gente y tenés para darte todos los gustos”, le dice el hombre de Capital Federal a Voy de Viaje.

Por sus paisajes y por el abanico de opciones que ofrecen, tanto Pinamar como Cariló son buenas elecciones para descansar unos días junto al mar.