buscar

Península Valdés: jugarse un pleno vale la pena

Un recorrido por Península Valdés en busca de orcas. (Península Valdés Orca Research)
Un recorrido por Península Valdés en busca de orcas. (Península Valdés Orca Research)

El avistaje de orcas en Punta Norte es una apuesta a todo o nada con premios consuelo de gran valor.

El avistaje de ballenas es una actividad emocionante, pero no es un gran desafío. Basta con pasar unos días en Puerto Madryn o Puerto Pirámides entre junio y diciembre. Satisfacción garantizada. La ballena franca austral es un hermoso reloj biológico. Pero si el viajero gusta de las emociones fuertes, las fechas se juegan entre marzo y los últimos días de abril, cuando los cachorros de lobos marinos, nacidos en enero, ensayan las primeras zambullidas.

Advertencia: a partir de este punto el lector sensible puede abandonar el texto. Ver orcas cuando cazan lobitos por varamiento voluntario en Punta Norte es un espectáculo único en el mundo y la experiencia se repite entre octubre y noviembre en Caleta Valdés, esta vez con pequeños elefantes marinos. Dicen que las orcas de las islas Crozet en el océano Índico utilizan un método similar pero son tierras casi inaccesibles.

Un recorrido por Península Valdés en busca de orcas. (Península Valdés Orca Research)
Un recorrido por Península Valdés en busca de orcas. (Península Valdés Orca Research)

Existe mayor probabilidad de ver a un grupo de leonas abatir a una presa que a una orca sobre la playa, pero se contaban muchos turistas franceses, italianos y holandeses y otros presentes hace pocos días sobre las pasarelas elevadas y a menos de cien metros de la última línea del agua. Personas arribadas desde todas partes que invierten varios días y suelen irse con las manos casi vacías. Algunos vuelven. Todas las veces que sea necesario hasta llevarse la foto, el registro o sólo la sensación de haber sido testigos de un prodigio.

UN DÍA AZUL EN EL MUNDO BLANCO Y NEGRO

Las orcas faltaron, pero Leoni Gaffet, de la Fundación Península Valdés Orcas Research (pvor.org) nos contó que en esta especie las hembras son las líderes y, la particular técnica de caza se transmite de madres o abuelas a las crías. El equipo de Voy de Viaje prendió velas y realizó todo tipo de conjuros que fallaron pero, en algún punto del azul del Golfo San Matías, los 23 individuos de las 5 familias que residen en forma permanente pescan o cazan o juegan y antes de que termine abril, con marea alta entrarán como torpedos por el canal entre las restingas para disputar contra la lobería el gran juego de la vida.

En un día bueno, pueden lograr 20 ataques exitosos, y hay registros de una jornada con doble pico de marea de hasta 60 presas de unos 30 kilos que cada cazador comparte con sus compañeros. No siempre las incursiones son fatales, algunas son lances de entrenamiento para las crías y no es un espectáculo sangriento. Es cruel, desde el punto de vista humano, y puede ser una experiencia muy fuerte para personas sensibles porque “juegan” con las presas.

La espera como forma de meditación dicta al cronista algunas ideas sobre las ausentes: ni ballenas ni asesinas, grandes delfines dueños de un cerebro superior, de una capacidad de socialización y aprendizaje asombrosos, capaces de solidaridad para la supervivencia, que lloran las muertes prematuras de sus crías o la derrota final de las matriarcas.

UN VIAJE AL CENTRO DEL AZAR

Lobos marinos en Península Valdés. (Mario Rodríguez)
Lobos marinos en Península Valdés. (Mario Rodríguez)

El equipo de Voy de Viaje ha jurado volver todas las veces que sea necesario hasta lograr sus propios avistamientos. El viajero debe ir preparado para pasar horas al acecho: protección contra los elementos, hidratación, aparatos ópticos para el avistaje y paciencia. Una vez en Madryn el aventurero deberá decidir si realiza a diario el trayecto de asfalto y ripio a Punta Norte o Caleta Valdés. Una alternativa es hacer base en Puerto Pirámides, a unos 80 kilómetros de la zona de caza. Una opción de lujo es la cabaña para cinco personas de Estancia San Lorenzo, ahí nomás de los miradores, y de paso visitar la pingüinera más importante del continente.

El Área Valdés ofrece todo tipo de premios consuelo: manadas de guanacos robustas y numerosas, grandes bandadas de choiques, a cada paso un peludo, un zorro, o una mara. Puerto Madryn ofrece servicios de reconocida calidad para todos los bolsillos entre los que destaca su gastronomía de mar y estepa.

CÓMO LLEGAR

Punta Norte en Península Valdés. (Mario Rodríguez)
Punta Norte en Península Valdés. (Mario Rodríguez)

Aerolíneas Argentinas tiene vuelos directos a Trelew (2 horas y media) y luego se pueden cubrir los 66 kilómetros hasta Madryn en bus o taxi. También ofrece vuelos regulares a Madryn con escala en Aeroparque (Buenos Aires). La opción más económica para recorrer los casi 1.400 kilómetros es en bus, que demora unas 20 horas, o en auto.

Punta Norte, donde se producen los varamientos, se encuentra a 180 kilómetros de Madryn: 100 de asfalto y el resto de ripio en buen estado y se puede llegar en auto particular. El ingreso al Área Natural Protegida tiene un costo de $1.300 para adultos y de $650 para jubilados y menores de 6 a 11 años. De 0 a 5 años, gratis.

Animal Travel ofrece un servicio personalizado de traslado y vigilia de orcas de unas 10 horas. El vehículo para 4 con chofer/guía, $97.500.