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El pasado de Rosario, en cinco cuadras

Más allá del Monumento a la Bandera, fachadas, cúpulas y bares emblemáticos conforman un circuito para tomar fotos y encontrar historias de principios del siglo 20 en la ciudad.

La paloma va y viene por el brazo de la escultura, en lo alto de la sede de la Bolsa de Comercio. Abajo, la turista no para de dispararle: una, tres, cinco, diez veces. No quiere que se le escape. Además del ave, en esa fotografía quedarán capturadas las alegorías del agro y la ganadería, ubicadas al pie de la cúpula del edificio. La imagen es una síntesis de una etapa de la historia de Rosario, la ciudad dispuesta a orillas del Paraná.

A principios del siglo pasado, en pleno modelo agroexportador, Argentina era conocida como “el granero del mundo”. El campo no paraba de darles riquezas a las clases acomodadas de la pampa húmeda, que reflejaban su estilo de vida en imponentes construcciones con aires europeos. Parte de ese pasado dejó su huella en la calle Córdoba del centro rosarino.

A lo largo de cinco cuadras, enormes cúpulas, delicadas agujas, esculturas y columnas invitan a develar el patrimonio histórico de una de las capitales argentinas. El minitour comienza en la plaza Pringles, se extiende por peatonal Córdoba y dobla en Sarmiento para finalizar tomando un café en el bar El Cairo, donde el “Negro” Fontanarrosa pensó gran parte de sus obras.

Esquina mítica

Los bares de la calle Córdoba invitan a sentarse por horas, pero la consigna es recorrer esta zona –conocida como “el Paseo del Siglo”– en poco tiempo. El palacio Minetti (1931), sede de la empresa dedicada a los cereales y el aceite, está en Córdoba 1452.

Si alguien quiere saber qué significa el famoso art déco, aquí encuentra uno de los mejores exponentes. La alegoría de lo femenino es su rasgo más atractivo: en las puertas, figuras de mujeres de bronce se repiten de forma escalonada, mientras que en la cúspide piramidal dos esculturas del mismo material se dan la mano y sostienen espigas.

A pocos pasos aparece una esquina mítica: en Córdoba y Corrientes confluyen los edificios de la Bolsa de Comercio (1929), La Agrícola (1907), La Inmobiliaria (1916) y el ex Hotel Palace. Cuatro emblemas que sintetizan el poderío político y económico de esta ciudad a comienzos del siglo pasado. Sus cúpulas se recortan en el cielo turquesa.

La Bolsa de Comercio (Córdoba 1402) fue fundada en 1884. La riqueza estética de su fachada es una metáfora del impulso del mercado de granos de esos tiempos. En su museo, las fotos antiguas de inmigrantes, colonias agrícolas, el ferrocarril y el puerto contrastan con las modernas pantallas táctiles de los paneles.

DATOS ÚTILES. Información útil para una escapada a Rosario.

La Agrícola Compañía de Seguros (Córdoba 1399) seduce con su cuerpo esquinero octogonal, que culmina en una estilizada cúpula. Fue el segundo edificio más alto de Rosario. Al frente de la Bolsa de Comercio, la construcción de La Inmobiliaria no se queda atrás con su estilo academicista francés.

“La importancia histórica y arquitectónica de muchos edificios de la zona céntrica ha motivado un ciclo de paseos guiados gratuitos con dos o tres salidas por mes. Se focalizan distintas temáticas: desde el art nouveau o las cúpulas más llamativas hasta el tradicional Paseo del Siglo o el encanto del boulevard Oroño”, comenta la directora de Turismo de Rosario, Bibiana Bocca.

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Entre vidrieras y libros

Si el reloj apura, conviene seguir hasta Córdoba y Sarmiento, donde está el edificio de La Favorita (1929). Hoy, allí funciona Falabella. Andar por sus pasillos bajo un lucernario de vitraux traslada a los visitantes a las tiendas parisinas de principios del siglo pasado.

Al salir de ese edificio, hay que tomar hacia la izquierda. A una cuadra, en Sarmiento y Santa Fe, espera el bar El Cairo, un referente de los años ´80 y de la literatura. De la mano de Roberto Fontanarrosa, este café de 1943 fue sede de la tradicional “Mesa de los Galanes”, donde el “Negro” se reunía con sus amigos.

Así fueron surgiendo historias y personajes que el escritor plasmó en sus cuentos: “En el bar estás en tu casa y a la vez estás balconeando la calle”, decía. Imposible dejar Rosario sin sacarse una foto junto a la escultura del humorista, husmear la biblioteca del bar o tomar algo, mientras los aires de intelectualidad se entremezclan con el aroma a café recién hecho.