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Paisajes para un turismo de culto

Cuesta de Randolfo. Por la mítica ruta nacional 40 comienza la trepada, entre impresionantes curvas, hasta llegar a Laguna Blanca, reserva de la biosfera.
Cuesta de Randolfo. Por la mítica ruta nacional 40 comienza la trepada, entre impresionantes curvas, hasta llegar a Laguna Blanca, reserva de la biosfera.

La Puna catamarqueña ocupa la zona norte de la provincia y en su extensión abarca volcanes, grandes extensiones de salares, lagunas en altura y vestigios arqueológicos de las antiguas culturas originarias.

La partida hacia Belén, Capital del Poncho Catamarqueño fue un viernes por la mañana desde la ciudad de Córdoba por las rutas nacionales 9 norte, la 60 y parte de la 40 hasta llegar a Londres, localidad de la provincia de Catamarca fundada cinco veces y cuyo nombre fue en homenaje a la capital británica cuna de María Tudor, esposa del rey Felipe II de España.

El trayecto abarcó también la ruta nacional 38 en el tramo de la Quebrada de la Cébila que anticipa el agreste paisaje que espera en esas coordenadas.

A aproximadamente cinco kilómetros de Londres las Ruinas del Shinkal se presentan como uno de los pocos vestigios de la civilización incaica en territorio argentino.

Ya en Belén, a 15 kilómetros de Londres, nos fuimos a descansar para aprovechar la mañana siguiente desde temprano para reemprender el viaje hacia el Peñón. Antes se reaprovisionó de combustible los tanques y un extra en los bidones de auxilio.

Del mismo modo, se llevaron tubos y máscara de oxígeno para evitar los indeseables efectos del apunamiento, aunque finalmente no hicieron falta.

En el trayecto encontramos un personaje que como un auténtico “buscavidas” se trasladaba en una desvencijada estanciera con la que se traslada de pueblo en pueblo para vender alimentos, flores de papel y otros artículos. Lo llamativo es que en su derrotero se detiene y toca tonadas para animar a un viejo compañero que enviudó en fecha reciente.

En trepada. El trazado bien asfaltado de la 40 comienza a trepar en la Cuesta de Randolfo a 4.800 metros de altura mientras al sur se encuentra Sierra del Cajón y sierra de la Laguna Blanca, al norte.

Impresionantes curvas trazan el camino hasta llegar a la Reserva de la Biosfera Laguna Blanca, declarada Sitio Ramsar (humedal de importancia internacional por su riqueza biológica que sirve de refugio de un número significativo de aves acuáticas migratorias estacionales). Argentina tiene 20 de esos humedales de importancia internacional.

En Laguna Blanca tiene una fauna constituida fundamentalmente por vicuñas y aves como las parinas y flamencos rosados. En menor medida hay suris, gatos andinos, zorros colorados y grises, chinchillas y vizcachas.

En esa región cada noviembre se realiza el tradicional chaku que consiste en el encierro de las vicuñas para someterlas a una esquila controlada y su posterior liberación. Esa es una práctica incaica ancestral que conlleva el respeto del ecosistema.

Ya pasado el mediodía del sábado se arribó a la Hostería El Peñón centro de operaciones del planificado viaje. Antes conocida como La Pómez y hoy concesionada a una empresa salteña vive tiempos de esplendor con la frecuente visita de turistas, muchos de ellos extranjeros.

Campo de Piedra Pómez. Uno puede desafiar a quien  se plante a tratar de descubrir en una comparación cuáles fotos corresponden al Campo de Piedra Pómez y cuáles retratan otros lugares de la Antártida.

A poco más de 3.000 metros de altura hay dos denominadores comunes: silencio y soledad. Belleza sublime de formaciones geológicas extrañas y caprichosas en un número aproximado a las 5.000 conforman una postal surrealista. Se trata de formaciones geológicas de material calcáreo, apunta Rolando Liquín el guía nacido y criado en el lugar.

Algunos descubrieron un paraíso para el sandboard otros, el refugio ideal para meditar y hubo quienes en la noche armaron unos memorables asados amenizados con guitarreadas en ese impensado escenario de natural acústica.

Recomendaciones

Usar muy buen protector solar.

Lentes de sol.

Tomar mucha agua y comer liviano.

Moverse despacio.

Caminar lentamente.

Usar ropa liviana en forma de capas (como la cebolla), para sacarla según la temperatura.

La mejor época para visitar la zona es marzo/abril; octubre/noviembre.

Se recomienda no viajar a quienes padecen anemia, enfermedades cardíacas; respiratorias o tienen dificultades con la coagulación sanguínea.