Oasis en el río Uruguay

El término guaraní uruguay significa "agua del urú", un pájaro parecido a la perdiz. De ahí que al río Uruguay se le suele decir el río de los pájaros. A diferencia del Paraná, aquel es de aguas lentas y transparentes, con costas de blancas arenas, arbustos y flores.
En el tramo inferior, el más ancho, el río Uruguay forma un litoral que desperdiga cientos de islas, en las que se integran playas y selva en galería. En la selva se puede andar perdido entre miles de especies, sin encontrar persona alguna y, con un poco de suerte divisar, algún ciervo, carpincho o nutria. Es allí  donde la naturaleza se siente con intensidad.

Al decir de Juan L. Ortiz: “Fui al río y lo sentía cerca de mí, enfrente de mí. Las ramas tenían voces que no llegaban hasta mí”.

A la altura de la ciudad de Concepción del Uruguay, algunas islas se destacan por su belleza y la extensión de sus playas. Arenas puras y limpias, sombra y la soledad necesaria para disfrutar de los mínimos detalles que la naturaleza ofrece.

La isla de Cambacuá es una de ellas y año tras año se realizan acciones para complementar lo que brinda la naturaleza con mayores servicios turísticos. Nuestros abuelos algunas décadas atrás cuando partíamos en bote o lancha con rumbo para la isla de Cambacuá, nos relataban a los niños que ese nombre significa “cueva de negros”.

Cuenta la historia oral litoraleña que cuando los esclavos se escapaban, se aventuraban a cruzar el riacho Itapé, que no es muy ancho, a nado y luego pasar a la isla para buscar un escondite. El denso monte les brindaba protección en una isla de 5.000 hectáreas y de 24 kilómetros de largo, además de contar con abundancia de animales que les aseguraban la supervivencia.

Playa y selva. Hoy esta isla del río Uruguay, llena de historias, es un lugar para disfrutar de la playa, el descanso al aire libre y de las actividades náuticas. Como está ubicada a unos minutos de la ciudad por vía fluvial se puede tomar una de las lanchas que realizan ese servicio desde el puerto de Concepción, ida y vuelta.

Como todo territorio isleño del río Uruguay, cada invierno, el agua la cubre y deposita arena que amplía cada vez más la playa. En el extremo norte de la isla se extiende un banco de arena que forma una playa de más de mil metros, para el disfrute de los bañistas.

Mucho tiempo pasó desde aquellos días en que servía de refugio a los esclavos que escapaban, en la actualidad, los visitantes cuentan con servicio de cantina, sanitarios, gacebos, mesas y sillas playeras en el lugar.

Por la extensión y forma de la playa se pueden desarrollar distintos tipos de actividades acuáticas ya que tiene sectores de distinta profundidad para amarrar las embarcaciones;  bañarse con el control de bañeros y una zona donde el viento  permite realizar deportes como windsurf y skate surf.

En el límite del arenal comienza la vegetación donde se descubren un sinnúmero de senderos que invitan a recorrer el monte. Al internarse se camina entre una gran variedad de especies arbóreas y enredaderas que apenas dejan penetrar el sol en las partes más densas.

A esta forma de la selva se la llama selva en galería o monte blanco, y las especies más comunes son el sauce criollo, curupí, aliso del río, timbó blanco, timbó negro, laurel blanco, laurel negro, canelón, arrayán, mataojo, ceibo y en algunos lugares, palmera pindó y yatay.

Con la llegada de las vacaciones esta isla del río Uruguay se convierte en una buena alternativa para el descanso en un oasis flotante para aquellos que buscan del sol, la tranquilidad y la proverbial hospitalidad entrerriana.

Lo que hay que saber

Ubicación: Concepción del Uruguay.
Distancia: 670 kilómetros de la ciudad de Córdoba.
Cómo viajar a la isla: lanchones para 20 y hasta 60 personas desde el puerto de la ciudad, con horarios fijos de ida y vuelta.
Servicios: básicos: cantina y sanitarios.
Cuándo ir: de diciembre a marzo.
Alojamiento. La ciudad de Concepción del Uruguay cuenta con gran variedad de establecimientos hoteleros.