buscar

Mar del Plata fuera de temporada

Un amanecer sin viento en Mar del Plata es un trofeo para conservar. (Foto: Gastón Ribba).
Un amanecer sin viento en Mar del Plata es un trofeo para conservar. (Foto: Gastón Ribba).

Hasta los lugares se merecen vacaciones después de una larga temporada de trabajo. 

En septiembre, Mar del Plata tiene el encanto de un teatro cerrado o una pecera vacía. Los lugareños se mueven como pez en el agua entre locales en alquiler con restos de impresos, muebles veraniegos y marquesinas que anuncian estrenos del año pasado. Se parece a esas ciudades a escala montadas en los estudios de Hollywood o a un teatro de títeres. Uno mira a los que pasean a la espera de que se les noten los piolines. Mardel. MDQ. Para los nacidos y criados a caballo entre los ´60 y los ´80 no hay rincón de la ciudad, el puerto o las playas que no puedan recordarse como decorado. Recortarse como trozos de celuloide para armar un documental sobre recuerdos de un cine que ya no existe. Para los nacidos y criados entre los ´90 y esta segunda década del XXI debo aclarar que el cine se dibujaba sobre rollos de cinta plástica bañada con sales de plata. Sal. Plata. Dos nombres diferentes para el blanco. En la gramática del cine las imágenes se funden a blanco cuando se sueña, se llega al éxtasis del amor físico o se va al cielo sin pecados.

Llego a Mar del Plata un domingo por la mañana y nunca un domingo me pareció tan domingo. Every day is like Sunday. La canción más famosa de Morrissey es una pintura impresionista de un balneario en otoño y le calza como un guante a "La Feliz" en primavera. Un sol blanco se derrama sobre los lobos marinos que desdeñan los cornalitos que arrojan unos pocos extranjeros. Están bien comidos y ahorran morisquetas para la temporada alta.

Pregunto a los prefectos cómo debo pedirles que se muevan. Duermen sobre el muelle que elegí para filmar a una pareja de tango. Descalzos. Con agua grasienta y barcos de color como telón. A Quinquela Martín le gustaría esto. Los policías de mar no saben cómo hacer para que los lobos respeten la ley de cine.

Bulevar Marítimo Patricio Peralta Ramos. El cronista va hacia las playas del faro donde simulará una fiesta caliente al atardecer sobre un amanecer a punto de congelación. Edificio Maral 39. Escalofrío. Quien relata recuerda que desde allí Alberto Olmedo cayó al cielo. Mariano Llinás, el director de Historias extraordinarias, se estrenó como director con Balnearios (2001). Se lo puede ver en YouTube. Si ese documental no despierta ganas de conocer lugares fuera de temporada ninguna otra película lo hará. Las Leñas, Bariloche o Ushuaia en enero. Gualeguaychú o Carlos Paz en junio. Londres o Belén de Catamarca todo el año. Nos enseñaron que para cada estación hay un lugar y eso sumado a la música que escuchamos y los libros que leímos han moldeado nuestra forma de pensar y de sentir. Romper las cadenas de modas, tiempos y oportunidades abre los caminos a nuevas percepciones. Piense en eso la próxima vez que planifique un viaje.

En Mar del Plata la gente hace cola para comer en cualquier época del año. Quedan pocos comedores abiertos durante la semana y la gente está acostumbrada a formar fila. No se estuvo en Mar del Plata si no se lleva el olor a fritanga de mar de Manolo o Chichilo impregnado en alguna prenda. Una de la excursiones que recomienda este viajero es la de salir a ver vidrieras de hoteles céntricos. El mobiliario, los uniformes de conserjes y botones, los colores de los tapizados remiten a esas comedias familiares del director que nombra este cuaderno. Es gratis. A lo sumo algún agente de seguridad sospechará merodeo y solicitará documentación. Pero el León Marino de Oro a la mejor imagen que uno se puede llevar de esta ciudad aletargada que se recupera de un verano y toma impulso para otro es el amanecer. Sólo hace falta abrigo, un termo con café o una petaca de algo fuerte.

Cinco de la mañana. Las playas del faro quedan a tres cuadras de la Antártida y se nota. Las extras contratadas para bailar cumbia en biquini guardan el sol bajo sus pieles blancas como la niebla. Lindona la protagonista. Se sale de la vaina por quitarse las calzas térmicas y el camperón y practica pasitos sobre la arena mojada. El cronista se aparta del set de filmación hacia donde la brújula de su teléfono adivina el escondite del sol. Las estructuras de las carpas parecen costillares de ballenas varadas. No hay viento que pare la helada o enturbie el cielo. El agua llega a la rompiente con morosidad de lengua de gato. Diafragmas abiertos. El de respirar y el de fotografiar. Click.