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El lugar que tenés que conocer en tu próxima visita a Jujuy: el Puente del Diablo

Para llegar al puente hay que hacer una caminata de entre cuatro y seis horas. (Dante Apaza/ Facebook Visit Jujuy)
Para llegar al puente hay que hacer una caminata de entre cuatro y seis horas. (Dante Apaza/ Facebook Visit Jujuy)

Este impactante puente natural en Tres Cruces combina trekking, aventura y leyenda.

Desde la ruta nacional 9, en el límite de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy), se puede ver un puente natural de piedra que une los cerros del cordón montañoso conocido como "Espinazo del Diablo".

Se trata del Puente del Diablo, ubicado en el pueblo Tres Cruces, a 185 kilómetros de la capital, San Salvador de Jujuy. Llegar hasta este sitio supone un desafío para los amantes del trekking, ya que desde el pueblo hay que caminar entre cuatro y seis horas en un recorrido de dificultad media, cuesta arriba, con piedras y desniveles.

Pero la travesía vale la pena: el puente impacta con sus curiosas formas y no hay forma de volver sin una buena foto.

Un dato no menor es que, como está situado a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, hay que tener buen estado físico para llegar e ir haciendo pausas en el camino cada vez que sea necesario. Se recomienda llevar calzado deportivo con agarre, abrigo, comida liviana (frutas, barritas de cereales, etc.) y agua para hidratarse.

La leyenda detrás del puente

Una leyenda local asegura que el puente es obra del diablo. Según el relato, un grupo de soldados venía huyendo del enemigo en tiempos las luchas por la Independencia, y al llegar a la cima de un cerro vio que no podía seguir avanzando con sus caballos a causa de un precipicio.

El jefe del grupo, desesperado, juró darle el alma al diablo si aparecía un puente para cruzar hasta el cerro más cercano. Al hacerse de noche se presentó un hombre que dijo ser el diablo y le propuso un trato: si terminaba la estructura antes de que cantara el tercer gallo al amanecer, el hombre pagaría con su alma.

Mientras sus trabajadores ponían manos a la obra, los soldados les rezaban a sus santos. Y, créase o no, el puente se terminó de levantar en el mismo momento en el que cantó el tercer gallo, por lo que el jefe del grupo se salvó y lo atravesó con su gente antes de que llegara el enemigo.