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Los sonidos del silencio

El dique que forma el hielo sobre el Brazo Rico. Las aguas que circulan socavan el bloque de hielo hasta que este se derrumba. Este año, el espectáculo fue nocturno.
El dique que forma el hielo sobre el Brazo Rico. Las aguas que circulan socavan el bloque de hielo hasta que este se derrumba. Este año, el espectáculo fue nocturno.

Esta vez, los miles de turistas que aguardaban el estruendo del hielo quebrándose y cayendo sobre las aguas del Brazo Rico se vieron frustrados.

Finalmente, y como evitando que la intimidad de su acto fuera profanada por miles de ojos, el pasado domingo se produjo el desprendimiento del glaciar Perito Moreno. Fue cerca de las 4 de la mañana y los ojos del mundo se quedaron sin la mágica escena que provoca la ruptura del hielo.

Miles de turistas que estaban en El Calafate ansiosos por ingresar al glaciar y millones que lo seguían a través de la televisión, no pudieron presenciar este espectáculo único en el mundo. El desprendimiento anterior fue el 9 de julio de 2008 y el próximo será entre dos a cuatro años más.

Esto es así porque el hielo avanza 1,7 metros por día y termina formando un dique, que impide el paso del agua del Brazo Rico al lago Argentino. Así, los sonidos del silencio desaparecen cuando se produce el estruendoso ruido de la ruptura de los bloques de hielo.

El glaciar parece querer demostrar que está vivo, late, cruje, se mueve y se transforma a cada instante. El agua se convierte en río y fluye por el paradisíaco lago Argentino. Un espectáculo visual y auditivo sin precedentes en el planeta, que los amantes de la naturaleza disfrutan inmensamente.

Para llegar al Parque Nacional hay que recorrer 60 kilómetros de camino asfaltado y sinuoso, desde la ciudad de El Calafate. El ingreso cuesta $ 40 para los argentinos; los jubilados con carné ingresan gratis, y los extranjeros pagan bastante más.

El recorrido por las escalinatas es de siete kilómetros y con tres horas es suficiente, para presenciar el espectáculo que brinda el glaciar, donde los ojos no se cansan de ver semejante maravilla de la creación. Justamente, en 1981, la Unesco declaró al Parque Nacional de los Glaciares como Patrimonio Natural del Mundo y esto le sirvió a toda la región, ya que el impulso turístico es evidente, pese al problema sufrido con las cenizas que, vale aclarar, ya no se observan en la zona.

Europeos, japoneses, indios, brasileños y, en menor medida, argentinos, pueden ver este espectáculo sensacional sin precedentes en el mundo.

El parque está compuesto por 350 glaciares. algunos de los cuales, como el Viedma y el Upsala, son más grandes que el Perito Moreno. Pero el desprendimiento sólo se produce en parte de los 257 kilómetros cuadrados de este último.

Otra forma de admirar el glaciar es con un paseo en barco, que llega muy cerca del Perito Moreno y es un deleite. Se parte del muelle Bajo las sombras y la sensación que producen los desprendimientos parciales en la pared sur del glaciar es imperdible.

La excursión desde El Calafate parte a las 7 y regresa a las 17, pero una opción válida es quedarse al regreso en el Museo del Hielo Patagónico Glaciarium. La entrada cuesta $ 80 y los menores de 12 años $ 55. Este museo es muy didáctico y se puede observar desde cómo se forma el hielo de un glaciar, hasta un documental en 3D excelente sobre el Parque Nacional Los Glaciares.

Su director, Luciano Bernacchi, comentó: “Hace un año inauguramos este museo y, merced a mucho trabajo, estamos haciendo conocer cómo se comporta un glaciar, sus características y sobre todo difundir la obra y vida del perito Francisco Moreno, en un relato novelado. Es un ejemplo de tenacidad”.

Para completar este paseo, hay que visitar el primer bar de hielo de la Argentina. Su ingreso cuesta $ 70 y está construido íntegramente –paredes, vasos, barras, mesas y sillones– con hielo de glaciar. Con una temperatura de 10 grados bajo cero entregan a los visitantes una capa, guantes y botas.

Así, los aventureros ingresan al bar y durante 20 minutos desfilan en la barra licores de limón, café, hierbas y, por supuesto, ferné. Todo acompañado de música electrónica y bolichera, que hace bailar a todos para mitigar el frío polar premeditado de este bar original.

Este hermoso lugar está a seis kilómetros de El Calafate y hay una combi que cobra $ 15 el traslado hasta la ciudad.

Cordero patagónico. Si fue al glaciar Perito Moreno y a El Calafate y no probó el cordero patagónico, no sabe lo que se perdió. Lo puede hacer en el restaurante La Tablita, en Coronel Rosales 28, antes del puente de ingreso al centro, un lugar tradicional inaugurado en 1968 en El Calafate.

Hernán y Camilo nos cuentan los secretos de hacer un buen cordero: se deja al cordero estaqueado en “la cruz” dos horas y media, “a merced” de las llamas y las brasas; se lo saca de la estaca, para ir separando el costillar, las patas y las demás partes del animal, y se sirve en una fuente de acero inoxidable, con brasas, en abundantes porciones. El cordero debe tener entre cuatro y seis meses y no debe pesar más de 11 kilos, porque si es más grande su carne es más dura y su aroma más fuerte.

El costo de la porción es de $ 95 y alcanza para dos personas. Se sugiere acompañarlo con la llamada ensalada del chef, de palmitos, zanahorias, apio, nueces, queso Fymbo, aceitunas y trozos de manzanas verdes.

Balcones de El Calafate. Esta es una excursión muy recomendable. Se realiza en un camión doble tracción y, salvando las distancias, se puede imaginar que se está recorriendo una etapa del Dakar.

Durante el paseo se visitan las estancias La Anita, Huyliche y Los laberintos de Rocas; dura tres horas; cuesta $ 250, y se realizan tres paradas. En una de ellas, se observa con gran nitidez el lago Argentino, que tiene una extensión de 1.564 kilómetros cuadrados.

En otra de las etapas, hay una carpa con café, chocolate y té para recuperar energías y seguir sacando fotos y descubrir lugares hermosos donde la erosión hizo de la suyas. Imperdible: la piedra de los sombreros, ideal para fotos originales.

Capital del trekking. Si entre sus deportes preferidos está el trekking o le apasiona caminar, El Chaltén –capital nacional del trekking– es la mejor alternativa. Está a 220 kilómetros de El Calafate y puede ir en ómnibus de línea, que parten desde esa ciudad a las 8 y a las 18.30. Si elige este último horario, se recomienda quedarse a la noche en El Chaltén para ver el cerro Fitz Roy en todo su esplendor.

También hay una excursión de un día completo, que sale a las 7, y que incluye navegación al glaciar Viedma y un almuerzo en el Fitz Roy Eco Camp, con notables vistas de la zona cordillerana.

Otra opción es Viedma Icetrekk, excursión de día completo desde El Calafate, para caminar con grampones sobre el glaciar Viedma, con navegación frente al glaciar.

Por último, si hay tiempo, la visita al bosque petrificado La Leona, cerca del lago Viedma, donde se pueden observar restos fósiles y troncos petrificados, resulta también recomendable.

Lo que hay que saber

Hotelería: Un tres estrellas (con algunos servicios de cuatro) es Sierra Nevada Hotel. Avenida Libertador 1888, teléfono (02902) 493129.
Los costos por día (incluido el desayuno) son: single, $ 430; doble, $ 516, y triple, $ 550.

Gastronomía: Casimiro Biguá ofrece un menú variado en sus tres direcciones en Calafate. Es recomendable el Menú Turista cuyo costo es de $ 98 e incluye primer plato (muzarellas fritas); segundo plato (envoltines de cordero patagónico), y postre (mouse de mascarpone con frutos del bosque).

Más datos en www.casimirobigua.com