buscar

Las tardecitas de Buenos Aires

El poeta Horacio Ferrer describió a esta ciudad como pocos, en su “Balada para un loco”.

“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos... Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus...”.

Entre Horacio Ferrer, que escribió la letra, y Astor Piazzolla, que le puso la música, Balada para un loco es una pintura porteña de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como se llama ahora oficialmente.

Pero además, la Capital de la República Argentina es una ciudad fascinante, donde siempre hay algo nuevo para ver.

Aún en los lugares que los turistas visitan tradicionalmente, hay una faceta diferente u otra forma de mirarlos y redescubrirlos.

Hay programas para todos los gustos: pasear, recorrer, visitar, participar o ser protagonista. Todo se puede en la urbe más poblada del país.

Recorridos de diseño. En 2005, la Unesco nombró a Buenos Aires "Ciudad del Diseño". De este modo, destacó una de las características culturales más reconocidas de la ciudad.

En diferentes barrios porteños, es posible encontrar las más novedosas y creativas expresiones, en línea como en las más vanguardistas ciudades del mundo.

Palermo, con sus antojadizas versiones Palermo Viejo, Palermo Soho o Palermo Hollywood,  es el barrio más importante del diseño porteño. Una verdadera explosión inmobiliaria y gastronómica, producida en las últimas dos décadas, ayudó a que allí se instalaran locales de indumentaria, muebles y objetos de singular audacia.

La Recoleta sigue siendo uno de los barrios más elegantes de la ciudad. Allí, los diseñadores más importantes del país, así como grandes nombres de la alta costura internacional, decidieron instalar sus locales, permitiendo que convivan jóvenes creativos y modistas consagrados. En la avenida Alvear y calles adyacentes, se encuentran las más elegantes tiendas de ropa, galerías de arte y joyerías de la ciudad.

San Telmo por su parte, nos muestra un sinfín de anticuarios, que alternan con pequeños locales de ropa y diseño de muebles y objetos, orientados a un público mayoritariamente joven y progresista.

Ferias y mercados. Hay alternativas accesibles y pintorescas, que seguramente muchos visitantes de Buenos Aires van a disfrutar: las ferias y mercados callejeros.

Todos los domingos, frente a la entrada del mercado de hacienda de Liniers, se arma la Feria de Mataderos, donde se ofrecen festivales artísticos y de destrezas gauchas, además de 300 puestos de comidas y artesanías tradicionales.

Muy visitada por turistas extranjeros, no deja de tener también su atractivo para los nativos del país.

Para los amantes de la gastronomía, si de ingredientes exóticos se trata, deben visitar el Barrio Chino de Belgrano, en la calle Arribeños. Un gran arco  indica la entrada a este lugar,  ideal para comprar productos importados que sólo se consiguen allí. En la gran cantidad de restaurantes del barrio, se pueden degustar comidas típicas de oriente.

Para descifrar la variedad de productos con etiquetas llenas de caracteres complejos, la Asociación Cultural Chino-Argentina, organiza visitas guiadas a un supermercado donde enseñan cómo usar todos los productos expuestos.

En una zona menos segura pero igualmente curiosa, el mercado boliviano de Liniers, a lo largo de dos cuadras cercanas a la estación, alberga infinidad de negocios y vendedores ambulantes que ofrecen ingredientes y comidas originarias del Altiplano.

Finalmente, la Feria de San  Pedro Telmo, en la plaza Dorrego, todos los domingos de 10 a 17 recibe más de 10.000 visitantes, muchos de ellos turistas extranjeros. En la plaza hay 270 puestos con artículos y mercadería que deben ser anteriores a los años ‘70, como requisito excluyente para ser ofrecidos allí.

Sobre la calle Defensa y por más de cinco cuadras, hay una variedad interesante de artistas callejeros y hasta orquestas de tango, con más de siete músicos.

A estas ferias, se suman las de Parque Rivadavia, la del Patio del Cabildo, de Belgrano, de la Costanera Sur y muchas otras más, dónde se pueden comprar desde artesanías en cuero y metal hasta antigüedades, numismática y discos antiguos y libros y revistas usados.

Para comer

Martita. Si en algo se caracteriza Buenos Aires es por su excelente gastronomía, en todos los niveles. Pero, dentro de la vasta oferta, se destacan los "bodegones". Uno de ellos, Martita, está en Cochabamba y Colombres, del barrio de Boedo. Hay que ir temprano (al mediodía y a la noche), porque el lugar es chico y se llena rápido. Recomendado: el risotto Martita, con camarones y champignones, a $ 15. Hasta el maestro Miguel Brascó es cliente.