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Lanín, en tierra de mapuches

Volcán Lanín, con su inconfundible cono de nieves eternas, que se eleva a 3.776 metros sobre el nivel del mar. Es el protagonista absoluto de esa postal.
Volcán Lanín, con su inconfundible cono de nieves eternas, que se eleva a 3.776 metros sobre el nivel del mar. Es el protagonista absoluto de esa postal.

Las montañas y bosques neuquinos fueron el paisaje elegido el pasado otoño para un recorrido en bicicleta por el circuito Tromen. Volcán Lanín, entre postales tan bellas como cambiante clima. Las comunidades mapuches como anfitrionas son una experiencia imperdible.

El circuito elegido para realizar en bicicleta por Neuquén fue la ruta provincial 60, que conduce al paso fronterizo a Chile Mamuil Malal, por donde se ingresa al Parque Nacional Lanín. Se trata de una zona de bellezas inigualables entre un paisaje montañoso y bosques de araucarias.

Largas alamedas se suceden entre distintas comunidades mapuches que se revelan como buenos anfitriones que reciben a los forasteros a conocer y compartir sus formas de vida. Las artesanías confeccionadas por ellos resultan fundamentales para el desarrollo comunitario.

A 24 kilómetros de Junín de los Andes, una garita de Gendarmería anuncia el cruce de las rutas provinciales 23 y 60. Optamos por la segunda, cruzamos el puente sobre el río Malleo y a unos cientos de metros está la comunidad mapuche Atreuco.

La bienvenida la dan primero los perros y luego doña Juanita, la matriarca, bajita y muy sencilla, saluda con dos besos, mientras atrás la sigue un cordero guacho.

A pocos metros, arde el fuego y en la cruz se asa un chivo para celebrar el cumpleaños del hijo menor. El lugar rodeado de álamos de intensos verdes, que en partes viran al rojo y amarillo; corrales de troncos, galpones y la casa con una humeante chimenea arman la postal.

El sol de un templado día otoñal marca el agradable pero fugaz encuentro porque espera la subida al mirador, que hacia el oeste corre el velo del volcán Lanín. Hacia el sur se observan las elevaciones del Mamuil Malal y en el bajo, el zigzagueante avance del río Malleo cubierto de sauces.

La ruta se abre paso en subibaja por el valle y las alamedas se replican en el camino sobre el gris de la montaña y anuncian otra comunidad aborigen.

Casi todo el territorio en la actualidad volvió a pertenecer a los pueblos originarios y se identificados con carteles.

La cumbre nevada del volcán juega a las escondidas, se deja ver y de repente en una curva desaparece, vuelve a destacarse en el horizonte y como en un embudo la montaña encierra al río y la ruta.

A aproximadamente 20 kilómetros, de a poco, las araucarias comienzan a dominar el paisaje hasta que forman pequeños bosques.

Parque nacional

Una decena de kilómetros más adelante un portal de troncos anuncia la entrada al Parque Nacional Lanín con el cono blanco del volcán de nieves eternas como protagonista absoluto ya que se eleva a 3.776 metros sobre el nivel del mar.

En este punto de la travesía dejamos el asfalto para transitar los 13 kilómetros restantes por tierra, hasta el puesto de gendarmería. Es un tramo peligroso por los desaprensivos turistas, que en automóviles pasan velozmente, y levantan una gran polvareda.

Recibe el Centro de Visitantes del Parque Nacional Lanín y comienza el sendero de ingreso al volcán. Una barrera y una construcción marca el límite territorial argentino, es el denominado paso Tromen o Mamuil Malal donde hay un puesto de Gendarmería. Una maravilla natural que conmueve y que luego de varias fotos hay que dejar para emprender el regreso.

La vuelta

A la ida, el entusiasmo fue llegar al volcán y en el regreso, el volver a la comunidad. Rumbo al este y con el sol en las espaldas las bicicletas se recortan a contraluz en la ruta. Divisamos a lo lejos, una gran majada que ocupa de banquina a banquina, son unos paisanos que guían una tropa de vacas y ovejas. Los gauchos revolean unas botellas de gaseosas rellenas con piedras para alentar la marcha de los animales.

Ya superados comienzan los subibajas de la ruta y más allá los álamos.

De nuevo en Atreuco nos reciben los perros y nos marcan el terreno. Del cabrito asado no quedan recuerdos, sólo una guitarra y unos cantos perezosos por el alcohol. Nos atiende Blanca, una maestra jubilada que da clases a los hijos de Juanita, y para ello se queda varias semanas en la comunidad.

La tarde termina a orillas del río entre sauces, mateadas y fritos, pero el frío impone la despedida, no sin antes saludar a Juanita, la matriarca que en su casa y junto a una estufa hila bellones de lana. Un recuerdo imborrable.

Lo que hay que saber

Comunidades aborígenes: para ingresar a las comunidades hay que solicitar permiso y muchas de ellas lo cobran. Los mapuches se organizan en comunidades de varias familias y el Lonco es la autoridad. La subsistencia es a través de la ganadería caprina y ovina. También venden lanas y artesanías.

Clima: hay que tener en cuenta que en la Patagonia el clima varía de manera vertiginosa por lo que se impone prever indumentaria para distintas situaciones. El viento puede ser amigo o enemigo que facilita u obstaculiza la marcha.

Campamento. En el Centro de Visitantes del Lanín o en el lago Tromen se puede acampar pero no hay venta de provisiones.

Agua. Se obtiene de los ríos.

Distancias: desde el cruce de rutas 23 y 60 hasta la frontera hay 59 kilómetros  (13 de ellos de ripio).

Feriados: la ruta es muy concurrida por turistas chilenos.

Volcán Lanín: se puede ascender a la cumbre de 3.776 metros sobre el nivel del mar aproximadamente en dos días. Hay refugios a mitad de camino y es de alta exigencia. Lanín en lengua mapuche significa "muerta".

Lago Tromen. Se encuentra en el sector y se puede incorporar al paseo, el acceso es por la ruta 60, frente al Centro de Visitantes del Parque Nacional Lanín hay un camino de ingreso para vehículos hasta el lago.