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La cocina en la cumbre

Villa La Angostura recuperó toda su magnificencia. El paisaje luce radiante y con los colores habituales, anteriores a las cenizas.
Villa La Angostura recuperó toda su magnificencia. El paisaje luce radiante y con los colores habituales, anteriores a las cenizas.

La hermosa villa neuquina, luego de haber sufrido la furia del volcán Puyehue, renació de la cenizas. Por eso, la 9ª edición del “Encuentro de chefs en altura” volvió a su lugar de origen, tras haberse realizado el año pasado en Buenos Aires.

A medida que nos alejamos del aeropuerto de Bariloche, la estepa patagónica va quedando atrás.

Al borde del lago, aparecen los coihues y los cipreses. Los mismos que soportaron la feroz acción del volcán enardecido, y que hoy reverdecieron con más fuerza y con más color. Estamos a minutos de llegar a Villa La Angostura, la que renació de las cenizas y hoy disfruta de una de sus mejores temporadas.

Una dosis de justicia divina para aliviar el sufrimiento de los pobladores de este pequeño paraíso.

Y fue por causa de la ceniza también que, el año pasado, el tradicional “Encuentro de chefs en altura” se realizó, simbólicamente, en Buenos Aires.

Este año con Villa la Angostura a pleno, volvió a su lugar de origen para celebrar su novena edición.

Durante varias jornadas, los chefs residentes en la villa invitan a cocinar con ellos a colegas destacados del país y juntos elaboran propuestas y menús completos en base a la fusión de estilos, con la premisa de utilizar productos de la región.

El proyecto  nació en mayo de 2004, con la idea de comunicar el alto nivel gastronómico de Villa La Angostura y de su centro de esquí Cerro Bayo, y es fogoneado e impecablemente organizado por Silvina Bartoli y Peter Hyland, de Antu Marketing, y por los propios chefs que se involucran con entusiasmo en cada acción.

Los sponsors que acompañaron el evento desde los inicios (BGH Quick Chef y Coca Cola Light), sostuvieron su apoyo a pesar de la catástrofe y eso es algo para destacar, porque sólo con la confianza, la solidaridad y el trabajo de todos, se logró en poco más de un año, el milagro de poner impecable la hermosa ciudad.

Cuando todo estaba cerrado y sin visitantes, y el panorama se mostraba sombrío, todos los habitantes se dedicaron a limpiar y palear toneladas de cenizas que hoy buscan ser aprovechadas productivamente.

Una identidad. Villa La Angostura es quizá uno de los lugares de Argentina con mejor nivel gastronómico. Hay opciones para todos los gustos.

Los cocineros residentes, al utilizar productos particulares del lugar, van creando una cocina de identidad propia. La primera noche del encuentro, fue en un reducto clásico: el restaurante Waldhause. Su propietario Leo Marsella recibió como chef invitado al sólido Hernán Taiana, responsable de la cocina de la sucursal Buenos Aires del mundialmente famoso Astrid & Gastón.

Ellos desplegaron una fusión de platos de espíritu peruano, en armoniosa combinación con cocina del lugar. Presentaron un impecable carpaccio de ciervo con fondant de olivas y emulsión de tomates al vino tinto y una trucha acompañada de salsa crema de cilantro, para rematar con un risotto de ají amarillo con chicharrones de chipirones y salsa de misopanca, que despertaron elogiosos comentarios.

La soleada mañana del jueves brindó un marco impecable para la jornada en el Cerro Bayo. En el 180, el club gastronómico de montaña que tiene la vista más impactante del lago, Hernán Taiana, Boris Walker y Alejandro Di Fabiola, asistidos por el resto de los chefs, sorprendieron con anticuchos de tataki de salmón, seguidos de una lasaña de hongos verduras y cordero, que ayudó a soportar la fría mañana, felizmente acompañado por los vinos de Bodegas Patritti. El postre, un trifle de dulce de leche y Baileys, con hojaldre de peras y de chocolate, capaz de satisfacer a los dulceros mas exigentes.

Por la noche, la cita fue en el Tinto Bistró, el cálido restaurante de Martín Zorreguieta. En un menú de cinco pasos a cargo de Leandro Andrés y Boris Walker, destacaron el arrollado de conejo confitado con ragout de hongos y papines, y una versión de lomo de ciervo con costra de piñones y salsa de vino tinto y frutos rojos.

El ambiente se puso en su mejor momento con un mini recital a cargo de Maquí y el propio Martin, quien afinó desde un sentido bolero hasta éxitos de Lennon y Mc. Cartney.

El viernes volvimos al cerro, esta vez a Sno Bar, donde el propietario, Gonzalo Sacot (ex Sucre de Buenos Aires), acompañado por Martín Baquero y Manuel Ausejo, ofrecieron: tatín de tomates asados y muzzarella para la entrada y un fricase de cordero y lentejas, ideal para un frío día de esquí.

Por la noche conocimos la exclusiva Casa de Montaña Luma. Con el estilo de una lujosa villa de la Toscana, el ex jugador de fútbol Sergio Elio Fortunato (Estudiantes de la Plata, Quilmes,  Racing y Peruggia), junto a su familia, crearon el exclusivo alojamiento de estilo refinado y detalles de calidad.

Allí Alejandra Mutchinick y Alejandro Di Fabio ofrecieron una cena a beneficio de la carrera gastronómica de la escuela Jaime de Nevares, con menú de seis pasos, que Carolina Etcheverry de Bodegas Patritti maridó con maestría; inolvidable el consomé de hongos y su tortellini (tortellini in brodo), con quesos para limpiar el paladar y lo prepararlo para un soberbio “Terrible chocolate y show de Nespresso helado”.

El sábado la cita fue en el impecable Hotel Correntoso, donde el talentoso cocinero cordobés Lucas Boleda, (trajinó importantes cocinas de nuestra provincia y de México), se lució con creaciones dulces a la hora del té.

La cena de despedida fue en la Hostería Las Balsas con un menú a cargo del  chef del lugar, Lucas Dabrowsky, y el experimentado Martín Baquero.

Aperitivo del encuentro gastronómico

Como aperitivo de este encuentro, el 9 de julio estuvo presente el brasileño Alex Atala, (considerado el mayor innovador de la cocina de ese país, mejor cocinero de Sudamérica y propietario de D.O.M, el cuarto mejor restaurante del mundo, según Restaurant Magazine), quien aleccionó sobre “la importancia de trabajar con productos regionales, del turismo gastronómico y de la identidad de la región a través de la gastronomía”. “No es la primera vez que Alex nos visita. Es un enamorado de Angostura y una persona generosa. En una visita anterior, salió a cazar, nos invitó a comer y cocinó su presa para nosotros”, nos dice Peter Hyland.