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Genuina estancia argentina

Lejos del bullicio ciudadano, campo adentro en la pampa húmeda, un antiguo establecimiento rural propone un regreso a la naturaleza y a las costumbres típicas argentinas.

La estancia Santa Ana se encuentra a poco más 500 kilómetros al sudoeste de la Ciudad de Buenos Aires, a 200 kilómetros de la costa y a 45 Kilómetros de Coronel Suárez, Capital del Polo.

Cercana al comienzo de la región patagónica, la estancia Santa Ana tiene una historia ligada al polo, deporte nacional argentino. Por tradición y valores históricos, por la original casa principal y por el abanico de actividades que ofrece a sus huéspedes, Antiqua Natura, el directorio de alojamientos rurales le otorgó el galardón de destacado alojamiento rural.

Lejos de haberse contaminado con los clichés de la hotelería urbana de alta gama, Santa Ana recibe con sencillez y hospitalidad familiar. Aunque, aquí, el viajero encuentra un turismo rural sofisticado que le redundará sorpresas como aprender polo o tomar un curso de agricultura de precisión, revivir la cabalgata con la que se marcó un récord en marchas a caballo, participar de yerras y carneadas. En cuanto a los niños tienen el estímulo de aprender a armar cañas para salir de pesca o sumarse a una caminata por un circuito histórico y cultural dentro de la propiedad.

La estancia Santa Ana se conserva tan auténtica como lo fue en 1897, cuando abrió sus puertas para acoger a un matrimonio de inmigrantes anglosajones.

Con la firme intención de mantener la originalidad de su casa familiar es que los Serigós disponen de Santa Ana para sus huéspedes. Apenas dos habitaciones fueron recicladas para hacer de ellas dos suites adaptables al formato de íntimos departamentos con baño privado.

El resto es puramente lo que fue la estancia. La mesa del comedor es la de los bisabuelos; la biblioteca atesora originales fascículos de historia de los papas y el entorno de luces, platos, cubiertos y copas hablan del pasado.

Auténtica como los establecimientos rurales originales de este país en el siglo pasado, sin embargo, está aggiornada a las demandas actuales tales como sistema de Wi-Fi y televisión satelital.

Puertas adentro. Puertas adentro, Santa Ana dispone de todos y cada uno de los mimos típicos de una estancia de Argentina. La atención se basa en compartir con los huéspedes los buenos momentos que allí vivió la familia.

Los platos que llegan en cada comida son netamente caseros, con un servicio preparado para satisfacer todas los alimentos diarios. Y lo hacen de manera abundante. Llama la atención el copetín de la tarde, antes de la cena, cuando se disponen quesos, jamones y salames caseros de excelente manufactura, acompañados por whisky, vino o cervezas.

Los desayunos, igualmente generosos: naranjas exprimidas, medialunas y tostadas con queso, mermeladas y dulce de leche invitan a gastar energías todo el día. Del mismo modo, el momento del almuerzos proponen  suculentas especialidades.

Luego la merienda con mate y exquisitos alfajores y tras el copetín tradicional de la familia, con whisky, el día se cierra con una abundante cena.

Deliciosos asados, pescados frescos, pastas caseras, tortillas y muy buenos postres. Todo es una muestra de la más genuina cocina de campo, con productos de granja.

Afuera espera  la diversión que prodiga el campo argentino con un surtido de actividades. Las salidas a caballo son toda una especialidad. Hay caballos disponibles para salir a verdadero antojo, pero también tienen organizados circuitos preestablecidos y servicio de guía para recorrer la serranía observando la fauna salvaje y la flora silvestre.

Es interesante llegar montados a caballo a ríos y arroyos y aprovechar las posibilidades de pesca.

Una cabalgata a nado invita a recorrer las partes más profundas del arroyo El Perdido, curso natural que define buena parte lo que se puede hacer en la estancia ya que la atraviesa.

Alternativas campestres. Desde Santa Ana se dan clases y se organizan partidos de polo en las canchas de La Esperanza Polo Club.
A la vez, se ofrece alojamiento, traslado y servicio para caballos, particularmente en las copas más importantes del calendario internacional del polo: La Esperanza, La Copa de Patrones del Polo Club y la Copa Belgrano.

Un circuito histórico por la estancia combina la actividad al aire libre y el interés cultural. Con un miembro de la familia se recorren y conocen los pormenores de un pasado enraizado en la historia del país, dando cuenta de la cultura agropecuaria argentina.

También se organizan circuitos de trekking a las sierras y travesías en 4x4.

Qué hacer

Actividades básicas. Caminata histórico-cultural guiada por los atractivos históricos de la zona como la Casa Grande de 1896, por las plantaciones más que centenarias, el fuerte San Carlos, de épocas de la Conquista del Desierto; la Cruz de la Misión de 1942; la Virgen, dentro del monte y el Cristo, en una loma, ambos de 1923; antigua Central Telefónica y actual "La Carnicería", lugar de faenamiento.

También se ofrecen paseos a caballo sin guía; trekking por la costa del arroyo El Perdido (6.000 metros dentro de la propiedad); participación en tareas rurales de la estancia basadas en agricultura de precisión, granja y ganadería y safari fotográfico en las 16 hectáreas de monte por las costas del arroyo.

Lo que hay que saber

Distancias. De la Ciudad de Buenos Aires: 540 kilómetros. Desde Coronel Suárez: 45 kilómetros.
Tarifas: $ 400 por noche y por persona con todas las comidas.
Promociones: el tercer huésped tiene el beneficio de un 50por ciento de la tarifa liberada, y el sexto, lo podrá hacer gratis.
Para familias, los menores de hasta 2 años gratis y de 3 a 10 años, 50 por ciento libre.