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Formosa, el imperio del verde

La provincia de Formosa brinda al visitante una triple sensación en verde: parece que está en Argentina, Paraguay y Brasil a la vez. Tres grandes regiones conforman su geografía: Chaco húmedo, Chaco central y Chaco seco.

Todavía conserva  la cultura de pequeño pueblo, donde la gente se sienta en la vereda por la noche, a charlar, comer o simplemente tomar “el fresco”, y donde la siesta es un derecho consagrado.

Mientras uno camina por la calle, se sorprende al escuchar los saludos, por la cordialidad y amabilidad de la gente. El tereré es la bebida oficial del lugar: transeúntes, remiseros, comerciantes y todo aquel que se precie de ser un buen formoseño, lleva su termo, al que cuida celosamente. Así es Formosa.

Según la tradición oral, Formosa es una derivación del español antiguo, en el que fermosa significaba hermosa. Cuentan que los españoles que navegaban el río Paraguay en viajes de ida y vuelta, bautizaron al lugar con el nombre completo de “Vuelta Fermosa”.

Lo concreto es que Formosa se presenta hoy como una  alternativa interesante a la hora de  visitar un destino distinto. Aunque en materia de turismo está en pleno desarrollo, va camino a posicionarse como una plaza fuerte en la propuesta del norte del país.

Vestida de verde y con una humedad que parece asfixiar, la provincia se caracteriza por un clima subtropical con lluvias durante todo el año. El clima es bastante impredecible y sorpresivo: llueve cuando uno menos se lo espera y sale sol cuando menos se lo imagina.

No hay que olvidar que la provincia es atravesada por el trópico de Capricornio, el que determina el carácter tropical de su clima.

Un dato curioso, que sirve para ilustrar y para que el lector pueda imaginar el calor que azota a la húmeda región, son los abundantes puestos callejeros en los que se ofrecen ventiladores de todo tipo al menudeo.

Sensaciones en verde. La primera sensación que se experimenta al llegar a Formosa, es la estar en Paraguay, Brasil y  Argentina a la vez.
La geografía formoseña se divide en tres grandes regiones: Chaco húmedo, con esteros, cañadas y selvas ribereñas; el Chaco central, con parques y sabanas secas, y finalmente el Chaco seco, que se caracteriza por los bosques de especies leñosas. Con estas inusuales características, Formosa goza de una naturaleza extremadamente rica.

La tierra formoseña también es el espacio geográfico donde se ha definido y construido la historia y cultura de varias comunidades indígenas. Hoy habitan en esta provincia más de 40.000 aborígenes tobas, pilagaes, matacos o wichis. Constituyen el 11 por ciento de la población formoseña y están repartidos en 110 comunidades. Por ello, pesa una fuerte herencia aborigen que impregna con su cultura a toda la población.

Ver a esas comunidades  o hablar sobre ellas es casi un tema tabú, ya que las políticas oficiales no son del todo claras con estas minorías.

El Acuífero Guaraní. Formosa limita  al oeste con la provincia de Salta, al sur con el Chaco y al norte con Paraguay y está rodeada de ríos: Pilcomayo al norte, el Paraguay al este y el Bermejo al sur. Esta característica implica que el territorio formoseño descanse sobre una de las mayores reservas de agua del mundo, el Acuífero Guaraní.

Pero también en lo deportivo y como recurso alimenticio, tanta agua y ríos, lo convierten en un lugar de pesca por excelencia. Este es sin duda uno de los recursos más explotados y preparados para la gran cantidad de pescadores que se dan cita para intentar conseguir algunas de las preciadas especies de agua dulce.

Allí se pueden obtener notables piezas de surubíes, manguruyúes, corvinas y pacúes. La corvina tiene su propio festival, que concentra a pescadores de toda la Argentina (ver Fiesta de la Corvina).

Pero también concurren pescadores de toda Latinoamérica, atraídos por el variado hábitat que ofrece la naturaleza formoseña y, sin duda, por la surtida y cuantiosa fauna ictícola. Los amantes de la pesca encuentran  allí todos los servicios necesarios para inolvidables estadías.

En materia de ecoturismo, hay estancias y cabañas que ofrecen caminatas y paseos a caballo o navegando por los ríos, para observar la fauna. También se realizan safaris fotográficos en la colorida naturaleza que ofrece el lugar.