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Fiambalá: un destino que ofrece mucho más que termas

Mirador. Las lagunas en el cráter del volcán Pissis son tres: verde, azul y marrón. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)
Mirador. Las lagunas en el cráter del volcán Pissis son tres: verde, azul y marrón. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)

Además de sus tradicionales aguas, esta joyita del oeste catamarqueño ofrece dunas, volcanes, campos de piedra y mucho más durante todo el año.

A partir de 2008, cuando llegó a la zona la competencia automovilística más difícil del mundo, Rally Dakar, los extranjeros y argentinos descubrimos que había algo más en Catamarca: el Desierto de Tatón, con dunas y médanos increíbles; las Dunas de Saujil y el Campo de Piedra Pómez, entre otras bellezas naturales. Todo esto despertó el interés del turismo y hoy se puede decir que en Fiambalá no hay temporada baja. Sus casi dos mil plazas permanecen ocupadas durante buena parte del año; se está construyendo una terminal de ómnibus y un Paseo Artesanal con un espacio reservado a la gastronomía local y un Auditorio Municipal para conferencias y exposiciones audiovisuales.

El complejo termal con 14 piletas naturales se encuentra a 14 kilómetros del centro, se llega por un camino asfaltado y, a los efectos de preservar el lugar, las autoridades han dispuesto el ingreso en tres turnos; las reservas deben hacerse a través de una aplicación. En el lugar no hay restaurante ni bar, por lo que se aconseja llevar los alimentos y bebidas que se van a consumir durante la estadía.

Otra opción muy interesante es visitar el Cañón del Indio, a 23 kilómetros de la población. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)
Otra opción muy interesante es visitar el Cañón del Indio, a 23 kilómetros de la población. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)

En el centro del pueblo está la plaza principal, llamada beato Mamerto Esquiú, y sobre uno de sus laterales, la parroquia Nuestra Señora de Fátima; la oficina de turismo y algunos restaurantes. También se puede visitar el Museo del Hombre, ubicado en calle Padre Azzarelli esquina Esquiú. En sus tres salas está repartido el valioso patrimonio arqueológico con piezas que pertenecían a los grupos aborígenes de la región.

La iglesia de San Pedro Apóstol, toda pintada de blanco, es Monumento Histórico Nacional, se inauguró en 1770, en homenaje al Patrono del pueblo y está dentro de la llamada Ruta del Adobe, que une Tinogasta y Fiambalá por la RN 60. En este trayecto, de alrededor de 50 kilómetros, se encuentran casas, iglesias, oratorios y almacenes, construidos con la técnica ancestral del adobe, es decir mezclando barro con paja, moldeado en forma de ladrillo y secado al sol. El oratorio de los Horquera es una capilla que data del siglo 18; unos cinco kilómetros más adelante se ubica la iglesia de Andacollo, y se puede llegar hasta Anillaco para ver la construcción del Mayorazgo y la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

Para quienes gusten de los vinos, Finca Don Diego se hace presente. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)
Para quienes gusten de los vinos, Finca Don Diego se hace presente. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)

Para quienes gusten de los vinos, se pueden visitar las dos bodegas que existen en el pueblo: Finca Don Diego sobre la Ruta 60 y Tizac Wine en el barrio Pampa Blanca; la bodega Catena Zapata ya está preparando su desembarco en la zona.

Paradas increíbles

Una de las excursiones clásicas es subir hasta el Balcón de Pissis, a unos 4.550 metros sobre el nivel del mar y a 155 kilómetros de Fiambalá. Si bien hay una empresa especializada con vehículos todoterreno y guías especializados, también es posible ascender con un vehículo un poco alto y de tracción simple. Para aclimatarse a la altura se aconseja hacer algunas paradas intermedias para observar el paisaje y la fauna antes de llegar a un sitio realmente increíble desde donde se ven tres lagunas, la verde, la azul y la marrón, algunas con flamencos, enmarcadas por la Cordillera de los Andes. El viento suele ser fuerte y frío y, a veces, se hace imposible la permanencia allí. Al regreso se puede pasar por el Complejo Cortaderas, que cuenta con una hostería de montaña y un restaurante ideal para reponer energías.

Recorridos para agendar

A las Dunas de Tatón se llega por la RN 34, pasando por el pequeño poblado de Saujil, con una visión del desierto al que sólo se puede adentrar en vehículos especiales, pero las dunas -de hasta 90 metros- son un motivo de diversión para niños y adultos, ya que se pueden deslizar por la arena utilizando unas tablas que se alquilan o proveen los organizadores de tours.

Trineo. Las inmensas dunas de Tatón son una fiesta para niños de todas las edades. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)
Trineo. Las inmensas dunas de Tatón son una fiesta para niños de todas las edades. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)

Previamente, después de pasar por Medanitos y cruzar el río Abaucan, se atraviesa el pueblo de Tatón para llegar a la pequeña capilla del Señor de la Agonía, considerado milagroso por los habitantes de la zona. La Ruta de los Seismiles se extiende a lo largo de unos 200 kilómetros, desde Fiambalá hasta el Paso de San Francisco que conecta con Chile, y comprende una extensa cadena de picos y volcanes con más de seis mil metros de altura. Se aconseja realizar sólo una excursión por día, teniendo en cuenta las distancias, la altura y las temperaturas reinantes.

Alta belleza. La Ruta de Los Seis Miles quita el aliento desde antes de los ascensos.(Gentileza: Juan Carlos Lopresti)
Alta belleza. La Ruta de Los Seis Miles quita el aliento desde antes de los ascensos.(Gentileza: Juan Carlos Lopresti)

Otra opción muy interesante es visitar el Cañón del Indio, a 23 kilómetros de la población, pasando la Cuesta de la Aguadita y, una vez allí, se puede hacer trekking entre medio de rocas y pasadizos de más de 20 metros de altura, ya que anteriormente fue el cauce de un río. La erosión ha modelado algunas rocas, formando insólitas figuras, fáciles de divisar sobre el terreno.

Otra excursión imperdible es el área natural protegida Campo de Piedra Pómez, en el departamento Antofagasta de la Sierra. El paisaje realmente sorprende por la gran acumulación durante miles de años de piedra pómez sometida a la erosión para mostrar semejante belleza. Obviamente es muy árida y tiene una gran amplitud térmica y se siente la falta de oxígeno debido a que su altura oscila entre los 3.050 y los 4.860 metros sobre el nivel del mar.

Campo de Piedra Pómez. Un paisaje que era casi desconocido y hoy atrae viajeros de todas partes. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)
Campo de Piedra Pómez. Un paisaje que era casi desconocido y hoy atrae viajeros de todas partes. (Gentileza: Juan Carlos Lopresti)

El recorrido comprende el paso por Belén, El Eje, Corral Quemado, Barranca Larga y llegada a la localidad de El Peñón, desde donde se divisa el volcán Blanco, que originó el campo de piedra pómez de 25 kilómetros de extensión. El ingreso al campo se hace a pie para no dañar con los vehículos el ecosistema de la zona. Al caminar se sienten un sin número de sensaciones por lo irregular del terreno y la inmensidad del paisaje exótico, con rocas de distintos colores que varían según el efecto de la luz solar. Se recomienda llevar agua y no hacer movimientos bruscos para evitar los mareos que suele provocar la altura. El recorrido dura alrededor de seis horas.

Datos útiles

La entrada. A las Termas cuesta 1.500 pesos por persona, y hay que reservar turno a través de la aplicación Visita Fiambalá. Hay tres turnos: de 8 a 13, de 15 a 10 y de 20.30 a 23.30.

Excursiones todoterreno. Pueden contratarse en Alta Catamarca, tel. 3834944017. El costo al Balcón de Pissis: 40 mil pesos por persona; a las Dunas de Tatón: 18.700 pesos por persona; al Campo de Piedra Pómez: 55.200 pesos por persona y más opciones para todo el día.

Alojamiento. Un lugar ideal para alojarse es la Posada La Ramadita, atendida por sus propios dueños cordobeses, con siete cómodas habitaciones y todos los servicios, tel. 351 6133873 (Rubén).