Corrientes: estancias, paseos y un poco de amor al río

En nuestro viaje por Corrientes visitamos diversos emprendimientos. En Esquina, estuvimos en la estancia La Pelada, con mucha historia en una superficie de 5.000 hectáreas que tiene sus propias lagunas, sus propios yacarés y carpinchos, y la vera del Corriente para pescar.

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Daniel Santos

Pero, además, la imponente casona es un exquisito refugio para los amantes del turismo rural. Ofrecen alojamientos, comidas, excursiones; albergan a familias o parejas; amigos. Desde la pandemia, la proporción de extranjeros es mejor, pero así y todo muchas personas que llegan de Europa o Estados Unidos eligen el lugar para vivir experiencias únicas.

Hay muchas mujeres, por ejemplo, que vienen asiduamente desde Europa o los Estados Unidos a vivir la experiencia de cabalgar. Casi exclusivamente para ello. Todos los días se suben a los caballos y se echan a andar, en grupos o en solitario. Y repiten un año y otro.

Estancia La Pelada de Esquina

La Pelada es increíble. Se llama así porque cuando se recibieron esos terrenos de una herencia, era la parte sin árboles. “Nos tocó la pelada”, dijo la esposa de Augusto Rohner, y quedó. Desde entonces, los árboles han crecido y ya tienen más de 40 años.

Cabalgar allí es una experiencia única. Pero también subir a una 4x4 para moverse por las grandes extensiones. Por la falta de lluvias, de las 40 lagunas de siempre hay ahora 15, pero ya van a volver.

Los terrenos interminables están repletos de caballos y de vacas, y por supuesto de todas las especies salvajes. Augusto Röhner hijo, nuestro anfitrión, dice que igual es posible nadar: los yacarés, las palometas, “se corren al meterse al agua”. Le creemos pero no probamos.

El campo, el río, el silencio o el ruido salvaje conmueven. Valen una vuelta por esa Esquina.