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El cordobés que completó su viaje de Ushuaia a La Quiaca, en bici y con su mascota

Los compañeros de viaje contemplan la vista desde La Ciénaga, en Tafí del Valle, Tucumán. (Rodar Tierra).
Los compañeros de viaje contemplan la vista desde La Ciénaga, en Tafí del Valle, Tucumán. (Rodar Tierra).

Sebastián Inzúa recorrió el país desde Ushuaia hasta La Quiaca en bicicleta. En el camino, adoptó a Ngürú, un perro callejero que se convirtió en el coprotagonista de su historia.

Como decía Bilbo Bolsón (El Señor de los anillos), cruzar el umbral de nuestras puertas puede ser una decisión muy peligrosa, porque el camino es como un río caudaloso y, si uno no cuida sus pasos, no sabe hacia dónde lo arrastrarán.

Hace tres años, Sebastián Inzúa (30) se lanzó a ese torrente de aventuras y el camino lo llevó por más de 16.324 kilómetros. El sueño empezó en enero de 2016 cuando, equipado únicamente con su bicicleta, algo de dinero y un par de alforjas, el joven farmacéutico oriundo de Arias (Córdoba) aterrizó en Ushuaia y empezó a recorrer el país rumbo a La Quiaca.

Hacia fines de ese año, tras una extensa travesía por la Patagonia argentina y chilena, conoció a Ngürú, un perro abandonado en una ruta solitaria de Mendoza que se convertiría en su compañero incondicional. Tras un año de entrenamiento y preparación en Córdoba, ambos volvieron al ruedo, pedaleando hacia el norte.

Tips: cómo viajar con tu mascota 

A la aventura de viajar en bici con una mascota, Seba y Ngürú añadieron un nuevo reto: el trekking de alta montaña. Para el ariense, el suyo es un viaje nómade sin apuro, cambiante y abierto a las oportunidades del destino.

La bicicleta de Sebastián está adaptada para cargar el peso del equipo e incluye un canasto para Ngürú. (Rodar Tierra).
La bicicleta de Sebastián está adaptada para cargar el peso del equipo e incluye un canasto para Ngürú. (Rodar Tierra).

Atravesando el mar blanco de los salares, la imponencia de las cumbres cordilleranas y la soledad candente de la Puna, el dúo viajero llegó a La Quiaca en agosto de este año. Hoy, mientras se prepara para nuevas expediciones, este cordobés de espíritu inquieto escribe las primeras páginas de una novela que recoge sus andanzas y traza las líneas de un programa de coaching viajero para quienes quieran viajar en modo aventurero.

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–En un viaje tan largo y diverso, ¿hubo alguna premisa que te fuera guiando?

–Creo que lo esencial siempre fue sacar lo mejor de mí mismo, pulir ese diamante que todos llevamos dentro, viajando, experimentando, viviendo cada día de forma diferente y enfrentando desafíos, ya sea solo o acompañado.

–¿Esto tiene algo que ver con la elección de la bicicleta como medio de transporte?

–Hay cierta nobleza en viajar en bici, moverse con energía propia. Aparte, te obliga a trabajar mucho la cabeza, la determinación y la paciencia. Aun así, no soy un fundamentalista de la bici. Nunca había hecho un viaje largo, empecé yendo a las sierras los fines de semana. Así que me conformaba con salir pedaleando de Ushuaia. Si pasaba algo, iba a tratar de seguir de otra manera.

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–¿Cómo incorporaste el tema del montañismo?

–Cuando modifiqué la bicicleta para llevar a Ngürú, me di cuenta que, sumando pocos elementos, podía llevar equipo de montaña. Después de algunos intentos en Mendoza y San Juan, alcanzamos nuestra primera cumbre de alta montaña: el cerro El Bolsón (Tucumán), a 5.555 metros de altura. El punto más elevado fue la cumbre sur del volcán Antofalla (Catamarca), con 6.300 msnm. Fue una expedición particularmente difícil porque nos aproximamos en bici desde Antofagasta de la Sierra, atravesando el salar de Antofalla, y ascendimos caminando desde Botijuela.

Al bajar, seguimos pedaleando por los salares, atravesando 85 kilómetros por el Arizaro, el tercero más grande de América, recorriendo zonas extremadamente agrestes, donde habita muy poca gente. También hicimos cumbre en el Nevado de Acay, Salta (5.750 msnm), y cruzamos en bicicleta el Abra del Acay (“el Aconcagua de los ciclistas”), la parte más alta de la ruta 40, con casi 5.000 msnm.

La Ruta Nacional 40 recorre el país de norte a sur y trepa a casi 5.000 msnm en el Abra del Acay (Salta), siendo la más alta de América (Rodar Tierra).
La Ruta Nacional 40 recorre el país de norte a sur y trepa a casi 5.000 msnm en el Abra del Acay (Salta), siendo la más alta de América (Rodar Tierra).

–¿Algún lugar que se te haya grabado en la memoria?

–La zona salteña de Iruya, San Isidro y, sobre todo, San Juan, un pueblo con solo 30 habitantes, enclavado entre cerros, a donde únicamente se puede llegar tras un trekking bastante exigente. Yo fui justo para el día de la Pachamama, comimos alimentos producidos allí mismo y la verdad me pareció fascinante esa comunidad relativamente aislada, con su cultura nativa tan viva.

–¿Cuál fue la mayor recompensa que te dio este viaje?

–Comprender las cosas sencillas de la vida. Ver la otra cara de la humanidad, la linda, la buena, la que te abre las puertas de su casa. Y demostrar que se puede: se puede tener un sueño y tratar de cumplirlo, por muy grande que parezca al principio.

Consejos para viajar con mascotas

Ngürú, Sebastián y Julieta practicando kayak en Mendoza. (Rodar Tierra).
Ngürú, Sebastián y Julieta practicando kayak en Mendoza. (Rodar Tierra).

TENER EN CUENTA. Informarse y formarse son las claves para viajar con un perro de forma segura: desde cumplir con los controles de buena salud y el carnet de vacunación o saber dónde está prohibido su ingreso, hasta aprender técnicas de etología y primeros auxilios caninos. Es importante ir sintiéndolo en el viaje, saber cuándo está disfrutando la actividad y cuándo es mejor parar.

VENTAJAS. Ngürú (zorro en lengua mapuche) no solo aporta su amor incondicional a la historia, sino que, desde su simpatía, se ha convertido en una llave de socialización que le abrió muchas puertas a Sebastián en su viaje.

DESAFÍOS. Para Sebastián, el principal obstáculo de combinar bicicleta, montañismo y mascota es, aparte de la logística, cargar todo el equipo: no sólo se suma el peso del perro (24 kg), sino también agua, comida y sus elementos de seguridad (arnés técnico y con alforjas, botas para sus patas, abrigo, correa semi elástica y hasta lentes). Además, fue necesario trabajar la conducta de Ngürú, ya que era agresivo con otros perros.

Programa de asistencia al viajero soñador 

Las historias de Sebastián y Ngürú pueden seguirse en Facebook, Instagram y Twitter como @rodartierra. (Julieta Pereyra).
Las historias de Sebastián y Ngürú pueden seguirse en Facebook, Instagram y Twitter como @rodartierra. (Julieta Pereyra).

“Los sueños no deben postergarse”, afirma Sebastián, mientras lanza su nuevo proyecto: un espacio de formación y asesoramiento personalizado para ayudar a quienes quieran emprender una aventura parecida a la suya y no se animen o no sepan cómo. “Yo no tuve esa posibilidad y cometí muchos errores, por ejemplo, demorarme un año pensando que tenía que ahorrar un montón de dinero para salir de viaje”, apunta.

Desde cómo sostenerse económicamente viajando o manejar el tema de las redes sociales, hasta qué es el couchsurfing y cómo vencer el miedo a la soledad, Sebastián alienta a derribar las excusas habituales. “Quiero que mi experiencia ayude a cumplir el sueño de otros”, apunta el viajero.