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Los atractivos turísticos de La Rioja, más allá del Talampaya

Movimiento. Solo los flamencos rompen la quietud en el silencioso entorno de laguna Brava. (Mario Rodríguez)
Movimiento. Solo los flamencos rompen la quietud en el silencioso entorno de laguna Brava. (Mario Rodríguez)

Con base en Villa Unión, un recorrido por el Parque Nacional Talampaya, la Laguna Brava y otros atractivos más del oeste riojano.

La Cuesta de Miranda es una de las puertas de entrada al departamento Felipe Varela, en La Rioja. Es un tramo de la mítica Ruta 40 con grandes barrancos de paredes rojizas y el serpenteante río homónimo de fondo. En su punto más alto se llega a 2.020 msnm.

Carlos Francés, presidente de la Cámara de Turismo del Valle del Bermejo, nos recibe en su Parador Ruta 40. Una abundante porción de chivito es la mejor bienvenida a Villa Unión.

Ruta 40. La Cuesta de Miranda es un tramo de la mítica ruta con curvas y contracurvas y un impactante panorama. (Mario Rodríguez)
Ruta 40. La Cuesta de Miranda es un tramo de la mítica ruta con curvas y contracurvas y un impactante panorama. (Mario Rodríguez)

Cañones, pictografías y deseos

A pocos kilómetros, atravesamos la localidad de Banda Florida para visitar el Cañón del Triásico. Se trata de un circuito turístico de 25 kilómetros que se recorre en 4x4 siguiendo el lecho de un río rodeado de montañas rojizas que, en algunos sectores, se cierran en angostos pasajes. En una de las paradas previstas, después de una breve trekking cuesta arriba, accedemos a uno de los miradores que ofrece un amplio panorama apto para las fotos. Muy cerca, otro de los atractivos del lugar es la Cancha de Bochas, con sus bolas de piedra esparcidas por todo el lugar.

Sobre ruedas. Gran parte del circuito turístico Cañón del Triásico se recorre en 4x4 entre antiguas montañas rojizas. (Mario Rodríguez)
Sobre ruedas. Gran parte del circuito turístico Cañón del Triásico se recorre en 4x4 entre antiguas montañas rojizas. (Mario Rodríguez)

Circuito riojano: entre quebradas y olivares 

Por la tarde, a diez kilómetros de la ciudad, exploramos El Cañón de Anchumbil. Caminamos por un terreno arenoso, donde circula un pequeño arroyo, hasta llegar a una especie de alero que protege las pinturas rupestres de los antiguos aborígenes de la zona. El trayecto continúa por angostos pasadizos hasta desembocar en un espacio de altas paredes laterales, dispuesto en semicírculo. Desde su techo cae agua dulce en forma continua. Unos sorbitos y tres deseos no están de más.

Historia. El Cañón de Anchumbil se compone de formaciones rocosas que esconden antiguas pinturas rupestres. (Mario Rodríguez)
Historia. El Cañón de Anchumbil se compone de formaciones rocosas que esconden antiguas pinturas rupestres. (Mario Rodríguez)

Tesoro prehistórico

Recorrer el Parque Nacional Talampaya, Patrimonio Natural de la Humanidad, es un viaje en el tiempo, millones de años atrás cuando todo comenzaba. Antes de iniciar la excursión, visitamos el Sendero del Triásico, un paseo didáctico autoguiado (incluido con la entrada al parque) donde se observan réplicas de varias especies de dinosaurios en tamaño real.

A bordo de un camión 4x4 hacemos la excursión Cañón de Talampaya y el Cajón de Shimpa. El recorrido dura cuatro horas y se divide en cinco estaciones. En la primera estación, Los Petroglifos nos muestran el arte rupestre de los primitivos habitantes del lugar.

Geoformas. El Monje, El Tótem y La Torre, son algunas de las formaciones que se pueden observar en el Talampaya. (Mario Rodríguez)
Geoformas. El Monje, El Tótem y La Torre, son algunas de las formaciones que se pueden observar en el Talampaya. (Mario Rodríguez)

En la segunda, el Jardín Botánico, recorremos un bosque rodeado de interminables farallones. Allí se encuentra La Chimenea, una especie de tubo tallado por el agua.

La Catedral, la tercera estación, es una muralla con picos tallados por la naturaleza que se asemejan a las cúpulas góticas. Al lado, un rey mago sentado en su camello parece custodiarla.

El viento y el agua muestran su arte en la cuarta estación. El Monje, El Tótem y La Torre son geoformas con más de 40 metros de altura.

El Cajón de Shimpa es la última parada y se transita a pie, ya que se trata de un angosto cañón que no supera los siete metros de ancho, entre paredones de 80 metros. Durante el regreso pudimos observar a un grupo de guanacos a la sombra de los molles.

Para descubrir: tierra de dinosaurios 

El parque tiene otros circuitos y modalidades para recorrerlo. La Quebrada de Don Eduardo, Ciudad Perdida y Cañón de Arcoiris pueden hacerse a pie o en bici. Además, el Cañón de Talampaya tiene un increíble recorrido nocturno.

Las teleras, el tejedor y Nelly

En Guandacol, a 40 kilómetros de Villa Unión, conocimos a Las teleras, una cooperativa de mujeres que rescatan el arte del tejido en el telar criollo. Muy cerca, en Santa Clara, Nicolás Fajardo enseña las antiguas técnicas para tejer. “Un poncho puede llevar unos ocho meses de trabajo, por eso son tan caros”, comenta mientras ofrece una muestra en vivo de su trabajo en uno de sus telares.

Arte. En Guandacol, las teleras, exhiben sus habilidades en la utilización del huso, la rueca y el telar criollo. (Mario Rodríguez)
Arte. En Guandacol, las teleras, exhiben sus habilidades en la utilización del huso, la rueca y el telar criollo. (Mario Rodríguez)

En el pintoresco pueblo de Aicuña, Nelly, una de sus 250 habitantes, con una sonrisa nos vende los atractivos de la localidad: “tenemos para visitar la bodega, las caminatas, los productos artesanales de arcilla o tejidos y terminar en la casa de Nelly, para disfrutar las ricas empanadas o el plato del día”.

Los colores del silencio

Muy temprano en la mañana nos dirigimos hacia la Reserva Provincial Laguna Brava, en la cordillera de Los Andes. Enclavada a 4.300 msnm y con 405.000 hectáreas fue creada en los años 80 para preservar las comunidades de guanacos y vicuñas. Durante el recorrido atravesamos la localidad de Vinchina y su monumento al arriero cordillerano.

El viaje continúa por la Quebrada de la Troya, un camino en ascenso que sigue el cauce del Bermejo entre formaciones montañosas rojas y pastizales amarillos. Dos sorpresas que ofrece el itinerario son La Pirámide, perfecto triángulo enclavado en la montaña, y el Mirador de la Herradura, donde el río rodea un gran peñasco en forma de U para seguir su curso paralelo a si mismo.

Alto Jagüé es la última población antes de la reserva. Sus casas de adobe fueron levantadas sobre las márgenes del cauce socavado de un río seco, que a su vez es la calle principal. Así, las construcciones se ubican hasta dos metros por encima de la calzada. Los artífices cordilleranos, según Facebook, hacen que la palabra “casera” cobre el mayor de los sentidos. Sus empanadas, panes rellenos y tortas fritas son la gloria. Además, ofrecen yuyos andinos para cualquier dolencia.

El camino sigue, pero el paisaje se modifica. La vegetación prácticamente desaparece y las montañas se redondean y se tiñen de verdes, azules, violetas, grises, marrones y naranjas, según el mineral que contengan.

Sobre los 4.350 msnm iniciamos el descenso hacia un gran valle. También desciende la temperatura. De pronto, la laguna se muestra. Un espejo azul de 17 kilómetros con franjas blancas, por la sal acumulada, rodeada de volcanes todavía con nieve en sus cumbres. Solo los flamencos rompen el silencio y la quietud del lugar.

El Talampaya es, sin dudas, el atractivo más convocante de esta provincia. Pero el oeste riojano tiene muchos más paisajes por descubrir y varias historias por conocer.

Valle Mágico

Escultura natural. La Copa del Mundo es una de las geoformas esculpidas por la naturaleza en el Vallecito Encantado. (Mario Rodríguez)
Escultura natural. La Copa del Mundo es una de las geoformas esculpidas por la naturaleza en el Vallecito Encantado. (Mario Rodríguez)

El Vallecito Encantado, a 15 kilómetros de Guandacol, es una depresión del paleozoico donde la erosión del agua y el viento han esculpido extrañas geoformas tan rojizas como los cerros que rodean el lugar. La copa del mundo y el sombrero mexicano son algunos de los nombres de estas particulares formaciones. La hora del día ayudó a que sus sombras proyectadas brindaran un panorama casi mágico.

"Volvería por la posibilidad de encontrar tanta diversidad en un solo lugar". Luz Pérez, periodista de Buenos Aires.

Datos útiles

CÓMO LLEGAR. En auto desde Córdoba hasta Villa Unión, 573 kilómetros por la RN 38 hasta Patquía. Desde allí tomar la RN 150 para finalmente empalmar en Los Baldecitos con la RN 76. En Bus, Córdoba-Chilecito por General Urquiza (nuevachevallier.com) y Chilecito-Villa Unión en Transporte Ciudad Chilecito. Córdoba-La Rioja por General Urquiza y La Rioja-Villa Unión en: Facundo, Arce, 20 de Mayo o El Zonda.

DÓNDE COMER. Villa Unión: Parador Ruta 40, chivito al asador 450 pesos. Restaurante Regio Montano, asado tenedor libre $ 445. Restaurante Sabores Riojanos, milanesa a la napolitana con guarnición $ 250. Talampaya: Naturaleza mística, matambre al disco, guarnición y postre $ 610.

DÓNDE ALOJARSE. Villa Unión: Hotel Don Remo, desde $ 2.700 en base doble con desayuno. Cuesta de Miranda II, desde $ 3.300 en base doble con desayuno. Hotel Cañón del Talampaya, desde $ 3.300.

PASEOS. Entrada al PN Talampaya cuesta $ 180 por persona, incluye el Sendero del Triásico. Paseo Cañón del Talampaya y Cañón de Shimpa, en camión 4x4, $ 1770 (www.talampaya.com). Talampaya de noche $ 1600 + $ 180 de la entrada al parque (www.runacay.com). Cañón del Triásico, $ 950. Cañón de Anchumbill, $ 800. Paseo Vallecito Encantado, $ 950, con la visita a Guandacol $ 1050. Laguna Brava, con guía y traslado, $ 2.500.

MÁS INFO. www.turismovillaunion.gob.ar.