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Dos cordobeses que decidieron dejar todo para viajar

Con 26 años y recién recibidos de contadores, Danilo Gutierrez y Gastón Barchiesi decidieron renunciar a sus trabajos para conocer el mundo.

Con voz pausada y amable, Danilo, oriundo de General Deheza, cuenta con entusiasmo los viajes que hizo con su amigo y compañero de facultad, Gastón, de Villa María. Ambos contadores y también curiosos, decidieron dejar sus trabajos después de recibirse y se aventuraron en un viaje de casi 10 meses de duración por 32 países alrededor del mundo.

-¿Cómo surgió la idea de hacer un viaje por el mundo?

-Estudiábamos en Villa María y en 2014 hicimos un viaje en auto con seis amigos por la Patagonia. Cuando volvimos nos pusimos en la cabeza hacer algo más grande. Gastón ya había tenido una experiencia anterior en Europa y yo había estado seis meses en México en un intercambio universitario. Ahí se nos despertó el interés por viajar y eso fue lo que me hizo cambiar, porque en realidad yo no vengo de una familia viajera. Cuando volvimos del sur nos reuníamos una o dos veces por semana para planificar este gran viaje. Lo primero que se nos ocurrió fue aplicar para las visas de Nueva Zelanda o Australia. Pero sabíamos que acceder era complicado y que había gran riesgo de que no salgan o le salga sólo a uno de nosotros. Así que decidimos trabajar en Villa María, ahorrar y, después de terminar la carrera, viajar.

-¿Cómo se planifica un viaje de este estilo? ¿Por dónde se empieza?

-Como contadores, empezamos viendo los números y la realidad. El destino que más nos interesaba era Asia pero a la vez queríamos tomar el tren Transiberiano, así que en estas reuniones semanales nos sentábamos con mapa en mano y leíamos blogs de viajeros, ya que había muchas cosas que desconocíamos. Así armamos una ruta de viaje y después empezamos por averiguar cada trayecto, si nos convenía hacerlo en avión, tren, colectivo, etc. Nosotros íbamos con tiempo y comprar pasaje sólo de ida nos daba más libertad. Sabíamos que en Asia el presupuesto era bajo y que con U 20 diarios (unos $ 320) –o incluso menos– se podía viajar, siempre en transporte local y sin lujos.

-¿Qué países visitaron?

-Fueron 32 países en total en un tiempo de nueves meses y medio. Desde Buenos Aires volamos hasta España. Desde ahí fuimos a Turquía, donde habíamos planeado conocer todo el país pero justo ese día fue el intento del golpe de estado, por lo que perdimos el vuelo que teníamos a Polonia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. Fuimos a Cracovia por tierra y, después del evento y de recorrer un poco, pasamos a Rusia, donde tomamos el tren Transiberiano y cruzamos todo el país. Después volamos a China y estuvimos un mes (hasta dormimos en la Muralla China), luego Corea del Sur, Japón, y varios países del sudeste asiático. En Vietnam compramos dos motos y lo recorrimos de norte a sur, fuimos a India y después a Nepal. Volamos a Dubái y desde ahí a Sudáfrica, donde tomamos el último vuelo a Buenos Aires.

-¿Cómo vivieron la experiencia del intento del golpe de estado? 

-Uno nunca está preparado para algo así, y si bien sabíamos que la situación estaba tensa, nunca imaginamos eso. Esa noche salimos a cenar y vimos un auto de la policía apuntando a unas personas que gritaban, nos imaginamos un atentado y salimos corriendo. Después notamos que todos estaban muy atentos a los televisores pero como estaba en turco no entendíamos. Cuando llegamos al hotel empezamos a recibir mensajes de nuestros amigos y familiares que estaban preocupados. Nos comunicamos con la embajada y nos dijeron que no nos moviéramos del hotel. Nos dio un poco de miedo cuando cortaron canales de comunicación pero sobre todo más tarde, cuando aviones de guerra sobrevolaron la ciudad. Al otro día decidimos salir del país y seguir viaje.

-¿Qué se siente cambiar los planes?

-Al principio nos sentimos un poco frustrados porque habíamos planificado muy bien el itinerario por Turquía pero después pensamos no valía la pena ponernos en riesgo. Por algo se dan las cosas y seguramente íbamos a tener otra oportunidad para volver. Al perder el vuelo a Polonia tuvimos que ver cómo llegar por tierra. Si no hubiese pasado esto seguramente nunca hubiésemos ido a países como Bulgaria, Rumania, Serbia, Hungría, Eslovaquia, Austria y Republica Checa. ¡Valió la pena!

-¿Qué se siente regresar a tu país después de haber conocido culturas tan diversas?

-Muy contento y con ganas de volver a casa porque fue mucho tiempo afuera, pero al principio también me sentía con la cabeza en cualquier lado. Feliz por la experiencia, que es recomendable para quien quiera hacer un viaje. Conocer gente de otros países te abre mucho la cabeza. También lo hicimos en un momento justo de nuestras vidas; terminamos de estudiar y, aunque teníamos propuestas nuevas para seguir trabajando, tuvimos la convicción.

-¿Cuál es el primer paso para animarse a viajar?

-Tener las ganas de conocer. Creo que hay que ser curioso, entender que las cosas no terminan en Argentina y que hay otros mundos afuera, otras formas de hacer las cosas, y culturas muy ricas. Se trata de enriquecerse a nivel personal, que también es parte de la formación de uno. Yo me formé académicamente en la universidad pero sentía que necesitaba hacerlo a nivel más personal. Con ganas, lo económico siempre pasa a un segundo plano, y si bien es importante creo que cuando uno se lo propone y es perseverante se soluciona de alguna manera. Esa fue nuestra experiencia.